Revista Cultura y Ocio
Nueva versión de la película de 1981, Furia de titanes nos plantea la intervención del semidiós Perseo, hijo de Zeus, en el conflicto existente entre los dioses y los hombres de la Grecia mítica, que le llevará a enfrentarse a criaturas terroríficas como Medusa o el Kraken y a conocer a la bella Andrómeda.
Una formidable campaña de promoción, un reparto de lo más interesante, el salto al 3D y la historia en que se basa eran algunos de los ingredientes que convertían a Furia de Titanes en una de las superproducciones más esperadas de la temporada. Con todo esto a su favor y unos tráilers impresionantes, tenía muchas posibilidades de romper la taquilla al mismo tiempo que entretener con frescura. Lamentablemente, no ha sido así. El director Louis Leterrier (quien se encargó de la recomendable El Increíble Hulk) demuestra su talento en las trepidantes secuencias de acción, sin duda alguna el punto fuerte del filme, que nos permitirá disfrutar disfrutar de los combates contra criatura monstruosas. No obstante, el argumento se basa tangencialmente en el mito original y nos presenta una historia superficial, en la que no están definidas las motivaciones de ninguno de los personajes, con ciertos anacronismos, elementos un tanto rocambolescos (los secundarios graciosos o las armaduras de los dioses olímpicos, propias de Los Caballeros del Zodíaco) y falta de dramatismo: todo sucede rápidamente, sin importar las consecuencias ni el trato entre los personajes (las muertes de algunos de ellos no causan impresión, al igual que las relaciones sentimentales). En esta vaga definición se desenvuelve un reparto acertado pero del que se saca poco partido: desde unos desaprovechados Liam Neeson y Ralph Fiennes en papeles secundarios a la bella Gemma Arterton como Ío, pasando por el héroe de la función, Sam Worthington, quien interpreta a un personaje carente de las dobleces que sí mostraban los papeles que le encumbraron en Terminator Salvation y Avatar.
Efectos especiales y banda sonora correctos junto a los exteriores filmados en el Teide es lo que queda por destacar de una película que podría haber dado mucho más de sí con todo lo que prometía y que finalmente nos ha dejado con un producto entretenido por su breve metraje pero con sus recursos desaprovechados en una trama exenta de profundidad.