El creador de un mundo llamado Macondo, en 1955, publicó su primera novela “La hojarasca”. Sus ideales izquierdistas lo llevaron al exilio voluntario en México, donde publicó “El coronel no tiene quien le escriba”, y empezó a escribir su obra maestra, “Cien Años de Soledad”, novela que lo consagró a nivel mundial. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1982 "por sus novelas e historias cortas en la que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación, reflejando la vida y los conflictos de un continente" según la Academia Sueca.
En 1999 le fue diagnosticado un cáncer linfático, enfermedad que pudo sobrellevar hasta abril de 2014 cuando, debido a una recaída producida por este tumor, le afectó un pulmón, los ganglios y el hígado, produciéndole la muerte el día 17 de dicho mes. Tenía 87 años, estaba enfermo, había dejado hacía poco un hospital en Ciudad de México, y días atrás su familia había aceptado que su estado de salud era frágil y susceptible de complicaciones.
Hoy a cuatro años de su deceso haremos un repaso por sus frases más célebres y pondremos a su disposición la novela que lo consagró a nivel mundial "Cien Años de Soledad":
- "Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor".
- "No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad".
- "El amor es tan importante como la comida, pero no alimenta".
- "La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla".
- "Hay que ser infiel, pero nunca desleal".
- "La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener".
Ahora les compartimos "Cien Años de Soledad", esperando sea de su agrado para quienes no han tenido la oportunidad de leerlo, háganlo, les aseguro que les gustara.
Cien Años de Soledad