Confieso que nunca las había probado, pero las tenían el otro día en la pescadería y me picó la curiosidad sobre el sabor de este crustáceo. El señor que estaba delante mío las llevó ye pregunté cómo las preparaba. Me dijo que eran exquisitas y su sabor excepcional y que las llevaba para reparar un arroz, pues su fumet era intenso y muy sabroso.
Yo decidí prepararlas de la manera más sencilla posible: a la plancha para captar mejor su sabor y acompañadas de un "ajimoji" como iría mi querido Julius.
Ahora están en temporada, pues comienza en enero y febrero es su mejor mes. Todavía su precio es asequible, aunque si empiezan a hacerse famosas su demanda incrementará su coste, como ha pasado con otros mariscos y crustáceos. Animaos a probar las delicias que el mar nos ofrece.
- un par de galeras o tres por persona
- aceite de oliva virgen extra (AOVE)
- 1-2 dientes de ajo
- 1 manojo de perejil fresco
- 1 limón
- sal gorda
Se pone una plancha o sartén a calentar y cuando empiece a humear se añade una pizca de aceite de oliva, se baja un pelín el fuego y se colocan las galeras lavadas y secas boca arriba. Se mantienen durante un par de minutos y se las da la vuelta.
Se prepara el ajimoji poniendo en un bol el zumo de medio limón, el ajo picado, el perejil lavado, seco y picado también muy fino y una pizca de sal y se va agregando aceite de oliva, removiendo con un tenedor para emulsionar la salsa.
Se comprueba tras 3 minutos que las galeras estén doradas y se sirven recién hechas con la compañía de la salsa de ajillo.
El caparazón de la galera es duro y tiene unas pinzas muy molestas para limpiar su carne. Podéis meterlas en la boca y aplastar el caparazón para obtener su finísima carne. No tiene tanta proteína como las gambas y los langostinos, por lo que su carne no es tan dura como la de aquéllos. Es más melosa y suave, por eso no requiere cocciones muy intensas que harían evaporar parte de su agua y secarían la carne. Los mejores ejemplares son las hembras, por las huevas que contienen, que es ese circulito anaranjado de su cola.