Hace unos días, desde la base de lanzamiento de la Guayana Francesa, despegaron los primeros satélites pertenecientes al intento de sistema de GPS europeo, el proyecto Galileo. En el momento del despegue, los cohetes de lanzamiento de este proyecto fallaron, y desviaron la trayectoria de los satélites convirtiéndola en elíptica en vez de en circular. Un circuito imprevisto, y que se ha convertido en uno de los mayores quebraderos de cabeza que ha sufrido la Agencia Espacial Europea (ESA).
Simulación de un satélite perteneciente al Sistema Galileo.
Con este fracaso, los satélites quedan en la incertidumbre, ya que todavía es todo un misterio que se hará con ellos. Las tres opciones que se barajan son darles otra misión, moverlos a la órbita prevista o mantenerlos útiles en su nueva e inesperada órbita. El origen de este problema, como ya dijimos antes, fue un fallo en la última fase de lanzamiento del cohete, llamada Fregat (sistema diseñado por europeos y rusos), en la cual, el cohete ruso Soyuz tuvo un fallo mecánico. El resultado de todo esto fue la desviación de la trayectoria hasta 9.800 kilómetros más bajo. La órbita original era circular, con una inclinación de 56 grados, a una altura de 23.600 kilómetros; mientras la inesperada tiene una forma elíptica, con una inclinación de 50 grados, y una altura máxima de 25.900 kilómetros, y una mínima de 13.700 kilómetros.
El resultado de esta misión tiene una importancia vital, debido a que el proyecto tiene como objetivo liberar a Europa del sistema global de posicionamiento por satélite (GPS) diseñado y dirigido por EE.UU. Pero parece ser que tendremos que esperar para tener nuestro propio sistema, ya que todavía quedan por lanzar varios satélites más. Al menos todo este fracaso tiene una parte buena, y esta es que los satélites se encuentran en perfecto estado y se están alimentando con la energía eléctrica generada por los paneles solares que fueron correctamente desplegados. Así lo confirmaron los ingenieros del principal grupo constructor, la industria OHB; y por eso todavía tienen esperanzas de que el proyecto pase de fracaso a éxito. Los satélites tendrían que gastar gran parte del depósito de gasolina si quieren cumplir su misión, ya que con este impulso podrían estacionarse en la órbita original; pero esto supondría una enorme disminución de la vida útil de estos aparatos, debido a que pasarían de tener combustible para veinte años de misión, a tan sólo dos o incluso uno. Además, los directores del proyecto también están barajando mover los satélites desde la base terrestre. Por último, y en el peor de los escenarios, los dos satélites, Doresa y Milena como fueron bautizados, servirían como objetos para pruebas de órbita.
Desde París, la base terrestre de esta misión, han explicado que la constelación Galileo estará formada por un total de 30 satélites, 24 que se encontrarán en funcionamiento, y los otros seis serán de reserva. Cuatro fueron lanzados como prueba en los años 2011 y 2012. El quinto y el sexto fueron los primeros, los dos que se perdieron, y a partir del próximo año se lanzarán 6 u 8 por año. La ESA se defiende diciendo que con una constelación de satélites tan compleja, las posibilidades de que alguno de ellos falle son altas. Añaden también el fracaso que supuso el séptimo satélite de GPS para la NASA, un proyecto que al final fue todo un éxito.
Logotipo de la Agencia Espacial Europea (ESA)
El funcionamiento del sistema Galileo consta en una triangulación que permite calcular con una mejor exactitud que el americano, sólo con un margen de error de un metro. Con un reloj atómico que llevarán incorporado, los satélites podrán mantener la cobertura entre las grandes ciudades, sin la preocupación de que los edificios bloqueen la señal.
Con este fracaso, gran parte de la población europea se pregunta cuanto dinero se perderá con estos errores. La inversión total del proyecto son unos 5.000 millones de euros, y este presupuesto se verá aumentado debido a los fallos de Doresa y Milan, ya que cada uno de ellos costaba 35 millones de euros. La parte buena de este proyecto podría venir en el futuro. Además de independizarnos del GPS americano, muchos sectores económicos como el transporte, la agricultura, el turismo, la energía o el medio ambiente, se verán beneficiados con este innovador sistema de posicionamiento global europeo.
Ya para terminar quiero indicar una cosa, Francia, uno de los directores de todo este proyecto, materializan la cara más negativa, ya que dan por perdidos los dos satélites lanzados. En resumen, Galileo todavía se encuentra en una situación muy precaria y todavía no se sabe si se convertirá en el mayor éxito de la ESA o en uno de esos fracasos que pasan a la Historia.