El narrador y poeta cubano Reynaldo Duret Sotomayor acaba de alzarse -entre más de 450 concursantes de todo el orbe- con el Tercer Premio del VI Certamen “Poemas sin rostro”, 2011, del Canal Literatura, en Murcia, España; por su poema “Orgasmo de la monja”.
Duret Sotomayor (Santiago de Cuba, 1958), psiquiatra de profesión, ha publicado “Nunca te enamores los días de lluvia”, Ediciones Extramuros; “La noche de los miedos”, Ediciones Santiago, 2011. Su tercer libro de relatos, “Catálogo de la locura”, se halla en proceso editorial. Cuenta además con varios premios y menciones: Premio al Autor Nobel, convocado por Ediciones Santiago y el Centro de Promoción Literaria José Soler Puig. Farraluque 2008, y el Karma sensual 2010, de Italia, entre otros.
Entre las críticas recibidas por miles de lectores del Canal Literatura español, sobresalen aquellas que confieren al poema «sensualidad muy original, voluptuoso y osado erotismo, amén de los que criticaron el símil utilizado por este autor, para abogar por el libre albedrío de la sexualidad en la mujer». O como expresara uno de los escritores del Canal: «“Orgasmo de la monja” resulta ser una propuesta interesante, en medio de tantos misterios de la carne».
Duret defiende estos versos -incluidos en el poemario inédito “Instrucciones para no ser salvado”-, formulando la siguiente tesis:
Somos seres hechos para generar placer y recibirlo, y no debe ser un conflicto en la vida de una mujer la manera en que se convoque al privilegio de gozar de su sexualidad con pleno ejercicio espiritual y carnal. Debe defender su Yo real y no el imaginario, donde se sublima infinidad de veces para ocultar y encarcelar los verdaderos deseos eróticos sojuzgada por normas sociales y morales.
ORGASMO DE LA MONJA
Si acaso toco el torso desnudo del mancebo,
convoco a mi silencio su estallido
de mareas erectas;
doblego la inocencia a sus coartadas lúdicas,
¿Qué dirán del instinto?
Si planifico al pubis una abertura frágil
donde penetre el mundo para el que fui prohibida,
mientras un trino finge el ademán purísimo
con el que Dios clausura las ventanas,
¿Acaso entenderán?
y si su gozo impúdico
martilla mis caderas y la noche
rompe el cristal de mis mecidos trazos,
el obsceno disparo de su boca
arritmia mi memoria,
o tripula mi sexo en una danza bélica.
¿Perdonarán tal vez?
Y si me ofrezco toda como un cordero blanco
a su liturgia carnal y convulsiva,
y permito me clave su ardiente simetría
o el maldecido amor de sus palabras
¿Mancillarán mi espíritu?
¿y que harán si me vengo,
si me vengo,
si me vengo
de todas mis nostalgias
matando al ruiseñor?
Fuente: Cubaliteraria, tomado del Boletín “Alas Cuba”.
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