La gastronomía se ha convertido en uno de los motores de la economía española. El sector turístico que genera es de primer orden, ya que la mayoría de los turistas que visitan España lo hacen buscando actividades relacionadas con la gastronomía, y el gasto que realizan en nuestro país y el tiempo de estancia en él es superior a la media.
Nuestros cocineros son los grandes embajadores de la marca España a nivel internacional. Hemos añadido creatividad a la olla tradicional y las tapas españolas ganan peso en todo el mundo.
La gastronomía es cultura, y las personas "llamadas por el estomago" ponemos en funcionamiento la cabeza. Por lo tanto, unos buenos cocineros se convierten, en parte, en los causantes de la riqueza turística de un país, atrayendo con su cocina a gente de otros países que, a su vez, contribuirán a aumentar la riqueza culinaria, y gira, y gira....
El oficio de cocinero se ha transformado en 30 años. Los chefs españoles de hoy abanderan la excelencia y crean tendencia.
Todo empezó con la Nueva Cocina Vasca, un movimiento liderado por Juan Mari Arzak, Pedro Subijana y Karlos Arguiñano, entre otros, que unieron tradición culinaria y libertad. A ellos se unió la gente de la siguiente generación, Martín Berasategui, Hilario Arbrlaitz. Y la confirmación en la década de los noventa del genio Ferran Adriá supuso la revolución definitiva.
Los cocineros del siglo XXI cumplen con el siguiente perfil: tienen vocación, son humildes, se están formando continuamente, investigan y aprenden de los compañeros, viajan para seguir aprendiendo, comparten su saber, utilizan las nuevas tecnologías en la cocina al servicio del sabor y de los alimentos... Hoy los grandes chefs abren los telediarios. La cocina española está de moda y no tiene fronteras.