La receta contiene dos sencillos trucos para evitar que siente mal al estómago
Llegan los primeros calores del verano y, en estos días que se avecinan, pocos entrantes resultan tan ricos y apetitosos como un buen gazpacho. Aunque mucha gente acostumbra a tomarlo en bares y restaurantes o a comprarlo ya hecho, nunca queda tan sabroso como el que se prepara en casa. Su elaboración es muy sencilla, aunque algo laboriosa si la pretensión es que, además de rico, salga suave. La receta que yo uso es la de mi madre, que incluye dos valiosos trucos para que no se repita ni siente mal al estómago. Enumero a continuación los ingredientes y después, paso al relato de su preparación y sus trucos.
INGREDIENTES: Un kilo de tomates rojos, un pimiento verde, un diente de ajo grande o dos pequeños, una rodaja de pepino de dos centímetros de grosor, un trozo de pan (si es posible, del día anterior), un buen chorro de aceite de oliva, sal y un litro de agua fría. Para la guarnición: un huevo duro por cada comensal.
MODO DE ELABORACIÓN: Se pelan los tomates y los ajos y se eliminan todas las pepitas del pimiento verde. Se le quita algo de piel al pepino y se echa todo en un bol grande. Se le añade el pan mojado en agua, la sal al gusto, un buen chorro de aceite de oliva, un litro de agua y se muele todo con la batidora. Una vez finalizado este proceso, se cuela o se pasa por el pasa puré o chino, al objeto de que quede suave. Se tapa y se mete en el frigorífico hasta que se vaya a consumir.
Tanto en mi casa como en la de mi madre, la guarnición del gazpacho solo consiste en huevo duro. Para prepararla se cuecen tantos huevos como número de comensales sean, se les quita la cáscara, se dejan enfriar y se reservan. A la hora de comer se sirve el gazpacho frío en platos hondos, como si fuera un consomé, y se adorna cada plato con un huevo duro cortado a rodajas, tal como aparece en la imagen que he tomado justo antes de servirlo...
Esta receta tiene dos sencillos trucos, que recomiendo seguir a las personas delicadas de estómago en particular, y en general, a cualquiera que no desee pasar varias horas eructando con sabor y olor a gazpacho. El primero es partir el ajo o los ajos por la mitad y sacarles el filamento verde que cruza cada diente, y que es el causante de su característico olor. El segundo es pelar el trozo de pepino a medias, es decir, dejarlo con algo de piel, y unirlo de este modo al resto de los ingredientes.
¡Espero que os animéis a hacerlo y me lo contéis luego. Está riquísimo y es un plato muy apetecible! ¡Feliz fin de semana!
RoCastrillo