Gazpacho Sanflavino [Casi redondo]

Me parece muy difícil decir cómo es el gazpacho perfecto, porque hay uno para cada paladar. Sanflavino ha hecho uno para casi todos los paladares utilizando ingredientes muy adecuados y pecando, si acaso, de poco carácter o demasiada suavidad.

Afortunadamente para el consumidor, la competencia existe y hay una abundante oferta para elegir. Hablo de gazpachos envasados.
Uno de ellos es el que elabora Sanflavino y del que me han hecho llegar unas muestras para que lo valore y de mi opinión.

Sinceramente, no conocía esta marca, nunca lo había probado y yo soy muy gazpachero y sí, consumo gazpacho envasado, no sólo el que hago yo, y por tanto es un producto que valoro.
El packaging es atractivo, la información adecuada, preserva el contenido de la luz y es de fácil apertura. Se presenta en un envase de 600 ml. muy fácil de ubicar en la nevera, tanto en la puerta como apilado en una balda y con una cantidad ideal para un consumo rápido que no de lugar a que se estropee antes de terminarlo. 

Llama un tanto la atención en la información de los ingredientes el hecho de que utilice pan, muchos de estos gazpachos industriales no lo utilizan, lo cual facilita su receta y conservación, aunque no respete mucho la receta tradicional. Es más, utiliza pan rallado sin gluten, para que el producto final sea apto para celiacos, que la cosa no está como para perder mercado y sí para ganar clientes potenciales ofreciendo un producto adaptado a intolerancias.
También llama positivamente la atención el hecho de que no lleve ningún aditivo ni conservante, por no llevar no lleva ni agua, lo cual influye en su textura.
Ahora hablemos de mi impresión, de mi cata.
Vaya por delante que no soy ningún "talibán" del gazpacho y para mí es una sopa fría de tomate que lleva aceite de oliva virgen extra, vinagre y sal y a la cual se le incorporan otros ingredientes de la huerta (pepino, pimiento verde y sí, yo soy de los que le pone cebolla), por tanto nada que objetar, salvo, para mi gusto, la ausencia de ajo entre los ingredientes.
Tiene una textura muy agradable, no es líquido, no lleva agua añadida y se nota la presencia del pan que actúa como espesante. No obstante, es el tomate el principal ingrediente que se nota en el color y en el paladar, dónde también se aprecia la cebolla.


En conjunto tiene un trago muy fácil, muy agradable y equilibrado, dónde quizá sea la acidez la nota más destacable, aunque siempre ligera y debida al tomate, no aprecié el vinagre.
Y es precisamente su equilibrio y trago fácil (demasiado) lo que no me convence al 100%, porque creo que, para mi gusto, le falta algo de potencia, de intensidad, de pegada. Vamos, que mi paladar echa en falta el ajo y mayor presencia del aceite, la sal y el vinagre. Pero ojo, quizá sea este equilibrio y suavidad lo que se ha buscado con el fin de contentar a la mayoría y que nadie rechace el producto, porque, por ejemplo, no le gusta el ajo.
Conclusión: Un producto muy cuidado dirigido a una amplía mayoría de paladares en el que quizá se ha sacrificado potencia para ganar amplitud en el conjunto de clientes. En cualquier caso me parece un producto muy recomendable y que te recuerdo que no lleva ningún aditivo (ni siquiera agua) y que a pesar de llevar pan rallado es apto para celiacos y si te gusta con más carácter, siempre puedes añadir de tu parte.