Revista Comunicación

Gestión por competencias para el día a día

Por Marperez @Mari__Soles
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A surfear se aprende surfeando

A SURFEAR SE APRENDE SURFEANDO  Imagen libre de derechos (http://mrg.bz/k4M68h)
Hasta hace no mucho, solía decir que debería aplicarse algún tipo de examen previo a quien pretenda presentar su candidatura a un cargo de responsabilidad pública, especialmente en la política. Siempre me pareció muy raro que nuestra sociedad aceptara, sin cuestionarlo, que se exigiera tanto para cualquier tipo de trabajo (desde un simple puesto de mozo/a almacén para el que se pide un curriculum con la ESO, idiomas, carnet de conducir, de carretillero, conocimientos informáticos, etc., y una serie de pruebas y entrevistas que demuestren que se es apto/a) hasta las oposiciones para cualquier nivel en el mundo del funcionariado, y, que, sin embargo, no se exija ningún tipo de pruebas (salvo la campaña publicitaria) a quienes se dedican a llevar las riendas del destino de un pueblo.

Tal vez, en un escenario diferente al nuestro, en el que la transparencia y la honestidad fueran más valoradas, podríamos decir que esas personas y organizaciones que se dedican a la política están continuamente sometidas a pruebas ante nuestros ojos. Podríamos decir que solo tendríamos que estudiar con seriedad las hemerotecas para conocer sus perfiles y decidir si son o no dignas de nuestra confianza y merecen nuestros votos. Así, cuando llegara la época de las campañas electorales, no se perdería tanto tiempo, esfuerzo ni dinero en tratar de engañarnos ni de dejar que nos engañaran. Los hechos, las acciones pasadas, los ejemplos, hablarían por sí mismos y tendríamos mucho más claro quiénes son, cómo actúan a la hora de la verdad, qué piensan realmente, y sabríamos qué nos espera en caso de que les demos poder sobre nuestras vidas. A eso, en el mundo de los Recursos Humanos, se le llama “gestión por competencias”: se trata de conocer a las personas por sus huellas, por sus acciones y reacciones reales, por sus decisiones en el pasado.

La “gestión del personal por competencias”, una teoría y práctica desarrollada ampliamente, por ejemplo, por Martha Alles (entre otros), es una técnica que ya utilizaban nuestras sabias abuelas cuando nos decían: “no te fíes de lo que te prometan, entérate bien de sus antecedentes: conócelo, pregunta, investiga”. ¿Recuerdan aquellas películas en la que “la madre mala, fría y calculadora” era la que investigaba quién era ese joven o esa joven que coqueteaba con su hijo o hija? Cuando la veíamos indagar en el entorno del o la aspirante, investigando a su familia, queriendo saber quiénes han sido sus anteriores parejas, etc., se nos mostraban como una mujer interesada, sin sentimientos, controladora y muy malpensada. En realidad, ese tipo de averiguaciones no tiene nada de malo cuando se hace con buena intención, pero la literatura y la industria cinematográfica tradicionales solían intentar convencernos de lo contrario, porque, por algún motivo (¿se te ocurren tantos como a mí?), parece que había algún tipo de interés en educarnos para que fuéramos confiados/as y nos sintiéramos “culpables” si procurábamos protegernos de esa manera.

Tanto para las relaciones personales como para las de negocios o la política, para saber si una persona u organización son dignas de nuestra confianza, la mejor manera que he encontrado hasta ahora (si conoces alguna mejor, soy toda ojos) es la de nuestras abuelas (a las que empiezo, por fin, a hacer caso) y la “gestión por competencias”: aquellas palabras tan sabias de “por sus actos los conoceréis” parece que no pasarán de moda y son más necesarias que nunca.

Para encontrar las respuestas, solo hay que saber formular las preguntas y, sobre todo, elegir las fuentes a las que acudiremos para nuestro interrogatorio. El consejo más extendido nos dice que hagamos preguntas abiertas, sobre hechos reales pasados, preferiblemente los más recientes, para saber ante quién estamos, y ahondar tanto como queramos. Por ejemplo, a un pretendiente le preguntaríamos sobre sus últimas relaciones para encontrar patrones; si estamos hablando de un candidato político o un partido, solo tendríamos que ir a la hemeroteca para hacernos una idea; a un posible futuro socio, podríamos preguntarle por sus otros negocios y relaciones y, en todos los casos, sería muy útil e inteligente por nuestra parte no quedarnos con sus respuestas sino, además, pedir referencias a sus contactos.

Todo depende de cuánto nos interese nuestra propia vida, nuestros propios asuntos, nuestra seguridad y nuestro futuro (más aún, si tenemos personas a nuestro cargo: hijos, empleados, etc). Por lo tanto, las preguntas que durante tanto tiempo me había hecho, y que cité al principio de este texto, ya tienen respuesta: sí podemos “examinar y poner a prueba” a las personas con las que tengamos dudas sobre si vale la pena o no entablar algún tipo de relación, sociedad o contrato.


Archivado en: Economía, RRHH, Trabajo Tagged: capital humano, cómo conocer a una persona, entrevista de trabajo, entrevista laboral, gestión de personal, gestión del talento, gestión por competencias, Martha Alles, perfil profesional, puesto de trabajo, recursos humanos, rrhh, selección de personal
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