Revista Cocina
Se acercan las festividades lúgubres y en Buenos Aires también se festejan. Dedicamos este post a los amantes de los tours exóticos y lo paranormal. Hace ya algunos años que se hacen charlas, paseos y caminatas por lugares poco convencionales como ex-casas de asesinos famosos, recorridos siniestros por casas "embrujadas", iglesias abandonadas, edificios con historias trágicas y misteriosas, en los que se relatan historias de fantasmas y criaturas sobrenaturales populares. Para quienes tienen el valor de hacerlo, estos tipos de tours son completamente seguros y se realizan en casi todas las grandes ciudades del mundo, especialmente en los países europeos, se los conoce como Ghost Tours y es una modalidad que surgió hace unos años en Buenos Aires. A continuación detallamos dónde se pueden contratar, una breve descripción de los recorridos e historia de algunos de los sitios embrujados más destacados a nivel histórico.
Paseos guiados y charlas:
Dentro de Capital Federal, casi todo el año el señor Eduardo Lazzari, importante historiador de Buenos Aires, realiza charlas y caminatas narrando historias, mitos y leyendas tenebrosas de la ciudad, deben consultar las actividades de su página para saber las fechas en que se realizan y confirmar asistencia.Una de las más comunes se realiza en el Cementerio de Recoleta. La entrada es de AR$ 60,00 para mayores.
La Agencia Horizonte / Ziggioto Viajes (Tel. 011-4371-0593 / 011 15 5053-6113) también explota por estos días la fascinación por lo sobrenatural. Tiene un tour que se llama "Buenos Ayres Misteriosa" y que se basa en leyendas urbanas y crímenes no resueltos. Hay tours diurnos y nocturnos, se hacen en colectivo, y se realizan los fines de semana (Todos los Viernes y Sábados por la noche y un Domingo al mes por la tarde), según los días por barrios de zona sur o de zona norte. La entrada es de AR$ 84 por persona. Se debe confirmar disponibilidad y asistencia.
TravelJet [Calle Lavalle 482], fue una de las pioneras en Ghost Tours. El paseo que ofrece esa firma está basado en el libro "Diez fantasmas de Buenos Aires", del escritor Eduardo Gudiño Kieffer, y también incorpora leyendas porteñas sobre almas en pena que se quedaron a vivir en sus casas después de la muerte. Los recorridos son nocturnos, duran unas 3 hs.
Dentro del infaltable paseo histórico, por las casas embrujadas, se destacan:
En el barrio de La Boca, se encuentra el castillo que nunca lo fue, y se lo conoce como "La Torre del Fantasma" [Calles Almirante Brown entre Wenceslao Villafañe y Benito Pérez Galdós], aunque en realidad lo que se veía eran duendes. La torre parece salida de un tablero de ajedrez y el edificio en sí está construido de forma trapezoidal. La historia de este edificio comienza en 1910 cuando residía su poderosa estanciera María Luisa Auvert Aurnaud. Como sus padres y abuelos vivieron por mucho tiempo en Cataluña, España, en los pirineos fronterizos con Francia, la señora amobló y decoró su estancia con objetos de aquella zona ibérica, en todos los balcones puso plantas exóticas de Cataluña que mandó a traer especialmente para su nuevo hogar. Entre las plantas aparecieron unos hongos característicos de España llamados Setas, algunas especies son comestibles y otras son alucinógenas. Se cree que las visiones de duendes y otros seres, acompañado de las voces y gritos que decían escuchar eran consecuencia de que los caseros usaban dichas setas sin saber diferenciarlas muy bien, en las comidas. Eso no explica algunos detalles como las fotos donde decían ver duendes y los gritos que se escuchaban desde las calles.
En el barrio de Barracas, se encuentra La Iglesia de Santa Felicitas [Calle Isabel la Católica al 520], se esconde una de las historias de amor más trágicas de la historia argentina: la de la joven Felicitas Guerrero de Álzaga, en su momento conocida como “la mujer más hermosa de la república”. Con sólo 15 años, Felicitas Guerrero se casó con Martín de Álzaga, un hombre mayor, el cuál poco después muere heredandole todas sus riquezas a Felicitas, quién nuevamente era pretendida, esta vez por dos hombres. Finalmente, cuando uno de los dos ganó el corazón de Felicitas, el que fue rechazado no pudo soportarlo. Pidió hablar con ella, comenzaron a discutir y en un momento sacó un arma y le disparó dos veces a Felicitas... quién falleció luego de una corta agonía. Era un 30 de enero de 1872. La familia de la joven construyó la iglesia en honor a la joven. Según la leyenda, todos los 30 de enero, por la noche, el espectro de Felicitas aparece entre las rejas de la iglesia y llora. Cuando el edificio fue restaurado por primera vez, el arquitecto notó que todos los ángeles tenían rota el ala derecha, el lado donde Felicitas recibió los dos disparos.
En barracas, cerca de allí, también se encuentra "La Casa de los Leones" [Calle Montes de Oca al 140] que fue propiedad de Eustaquio Díaz Vélez quién tenía una rara fascinación con los leones. Al punto que los criaba dentro de su mansión. Los animales andaban sueltos por el enorme jardín. Un día, mientras festejaban el compromiso de la hija de Díaz Vélez y su novio, uno de los leones atacó y mató al pretendiente. La chica no pudo soportarlo y se quitó la vida. Sumido en la tristeza, Díaz Vélez decidió deshacerse de todos los leones, pero pidió que tallaran sus cabezas en piedra sobre las arcadas de las puertas de la mansión. Afirman que los fantasmas de la joven pareja aún se pasean por la mansión y por el jardín, donde permanecen como pruebas de la tragedia los restos corroídos por el tiempo, de las jaulas de los leones...
En el barrio de Villa del Parque, se alza un edificio construido por el año 1900, y es conocida en la zona como "La Mansión de los Bichos" [Calle Campana al 3200], el nombre lo adquirió por las originales gárgolas que decoran su exterior. La historia cuenta que el dueño organizaba una fiesta de bodas para su hija, en la que le regalaría la mansión para que viviera la pareja. Pero cuando los novios abandonaron el festejo y partieron hacia su luna de miel, el carruaje no llegó a cruzar las vías férreas y fue embestido por el tren, murieron en el instante. El padre, que vio desde lejos el accidente, mandó a cerrar la mansión. Años después, los vecinos insisten en que en ciertas fechas se escucha música proveniente del lugar, risas, y que también se ven a menudo los espectros de la pareja en las cercanías del tren.
En Congreso, se encuentra "La Casa de la Palmera" [Calle Riobamba al 100], por una enorme palmera que tiene en su pequeño jardín frontal y que apenas deja verla. Hacia principios de siglo XX, allí vivían Catalina Espinosa de Galcerán, viuda de un médico conocido por su dedicación durante la epidemia de fiebre amarilla que azotó a Buenos Aires hacia 1872. La mujer vivía con sus seis hijos: cinco varones que eran profesionales y Elisa, una mujer muy devota de la religión. Cuentan que Elisa estaba molesta con sus hermanos, que tenían fama de ser trasnochadores y mujeriegos. A medida que iban muriendo, ella clausuraba sus habitaciones, hasta que quedó sola en el subsuelo, donde hacia 1992 la encontraron muerta. Afirman que su espíritu permanece allí, enojada por el comportamiento de sus hermanos.
Relatos que se agregan a la historia...
Obviamente, no todas las historias aterradoras y misteriosas ocurrieron hace siglos, también se cuentan en algunos recorridos historias más cercanas a la actualidad: Las masas dulces con cianuro de María de las Mercedes Bernardina Bolla Aponte de Murano, más conocida como Yiya Murano: la envenenadora de Monserrat; la esquina de Pasco y Garay donde antes se encontraba el restaurante Yamil, donde Emilia Basil hizo de su amante relleno para empanadas y otros platos (los cuales sirvió a sus comensales); la playa de maniobras del ferrocarril Belgrano Sur, en Parque Patricios, lugar que sigue intacto a pesar de los años transcurridos desde las andanzas de Cayetano Santos Godino, conocido como El petiso orejudo; Jorge Burgos, El descuartizador de Barracas, conocido como "El Serrucho" y vecino y amigo de Yiya Murano. También hay otros que sí suenan más bien a mitos urbanos de los que cada país tiene su versión, como el Taxista de la Muerte, El Banquete Oriental de Belgrano (una historia similar a la del Restaurante Yamil de Emilia Basil), La Doncella de Blanco y otros menos conocidos...
Cabe destacar que los que esperen toparse con criaturas sobrenaturales deberán consultar a su médium amigo, porque en los paseos se limitan a contar las historias, que de hecho a más de uno le ha dado escalofríos, puesto la piel de gallina y hasta hubieron casos en los que algunas temerosas almas han tenido que bajarse del recorrido por la impresión.