Cansado de tomar la tercera salida en la rotonda,
apagué el GPS.Respiré el suave aroma del cáncer
cierto alivio carburante a la sombra de la Refinería.Cepsa lo tiene todo en sus estaciones de servicio
rezaban los cartelesy llegamos al hotel con la cuenta atrás ya iniciada.
Esos instantes donde se crecen la estrellas de la cancha,
donde no hay margen de error.Firmamos la documentación y miramos por la ventana,
como si fuésemos a ver el mar.
Como si estuviésemos tan lejos del Océano.
Cenamos en mitad de agosto
y olvidamos la cazadora y las bocas secas.El vino amasa las palabras y el humo corroe las cortinas,
pero sólo queríamos transparencia,una luz blanca y democrática alumbrando la habitación.
Creo en el vídeo y en las fotos polaroid.
Creo en los cuadros y los paseos sobre las murallas.Esperamos al amanecer sin napalm ni olores extraños,
nos acostumbramos rápido al buffet librea las palmeras del patio y la suavidad de las eses.
Éramos nosotros en una tierra nueva.
Eras tú otra vez con los pies mojados.Así descubrí África y el mundo.
Así volví a mirar la poesía de las pequeñas cosas.Insignificantes como un grado de temperatura.