En el lado derecho, el pollo del doctor H. E. Schaef parecía un gallo joven cualquiera, con una cresta roja y papada. Pero viendo el lado izquierdo, pensarías que era una gallina: su cuerpo era más delgado y tenía marcas más lisas.
Su comportamiento era, además, muy confuso. La criatura intentaba montar a las otras gallinas, pero también ponía unos pequeños huevos.
Cuando murió, Schaef decidió prepararlo para comérselo. Cuando le habían quitado las plumas, se hizo obvio que el lado derecho era mucho más grande que el izquierdo. Cuando Schaef abrió el abdomen para sacar las mollejas, encontró testículos y un ovario con un huevo parcialmente formado.
Era como si alguien hubiera cortado una gallina y un gallo por la mitad y hubiera fundido los dos cuerpos por el medio.
Schaef procedió a comérselo de todos modos. Pero una vez que había separado la carne de los huesos, preservó el esqueleto y se lo pasó a su amigo anatomista Madge Thurlow Macklin, quien escribió la historia en la Revista de Zoología Experimental, en 1923.
Hoy, estas criaturas se conocen como ginandromorfos bilaterales. Al contrario que los hermafroditas, cuya inversión de género empieza y acaba en los genitales, estos animales están divididos por todo su cuerpo: machos de un lado, hembras del otro.
La soledad del ginandromorfo
Casi un siglo después de que Schaef disfrutase de su extraña comida, se encontraron muchos otros ejemplos. Sus extrañas características podrían explicar algunos de los misterios del sexo y sobre cómo se desarrollan nuestros cuerpos.
El lado izquierdo y el lado derecho de un pollo ginandromorfo.
Aunque el relato de Schaef es uno de los más coloridos, hace varios cientos de siglos que se avistaron estos animales por primera vez.
El 7 de mayo de 1752, M. Fisher presentó en la Royal Society de Inglaterra una langosta con una apariencia única, "con todas las partes de generación (o de género) duplicadas". Desde entonces, los científicos han añadido cangrejos, gusanos de seda, mariposas, avispas, serpientes y varias especies de pájaros a la lista de animales que pueden convertirse en ginandromorfos bilaterales.
Es imposible decir exactamente cuán comunes son. Michael Clinton, de la Universidad de Edimburgo, calcula que 1 de cada 10.000 y uno de cada 1.000.000 de pájaros se desarrollan de esta manera. Nadie sabe cuál sería el equivalente en el caso de los mamíferos.
No es sorprendente que el cortejo para estos animales presente dificultades.
En 2008, un profesor de secundaria retirado de nombre Robert Motz estaba mirando por la ventana en Illinois, Estados Unidos, cuando vio un cardenal norteño cuyo pecho era exactamente la mitad rojo, como el de los machos, y la otra mitad gris, como las hembras. Su observación llamó la atención del ornitólogo Brian Peer de la Universidad de Illinois Occidental.
Juntos, observaron al pájaro en 40 ocasiones distintas. Nunca lo vieron acompañado. Tampoco intentó nunca cantar.
Los otros pájaros parecían ignorarlo. Este aislamiento es común, al parecer, en el caso de los ginandromorfos. Sus iguales o los rehúyen o los atacan.
Como mellizos pegados
Durante mucho tiempo se asumió que el accidente de estos animales se debía a un accidente genético al ser concebidos.
Pero hace unos años, Clinton recibió una llamada que le iba a hacer reconsiderar esta idea.
Uno de sus colegas había visitado una granja de pollos y había encontrado un ginandromorfo que se parecía mucho el pájaro de Schaef. "Me llamó y me preguntó si estaba interesado en tenerlo", dice Clinton. "Obviamente, dije que sí".
Pronto, el equipo había encontrado otros dos ginandromorfos, y todos tenían las mismas características mixtas.
Sin embargo, Clinton examinó los genes de los pollos y encontró que sus cromosomas sexuales eran completamente normales en todo el pollo. Es decir, de un lado eran ZX y del otro ZZ.
En otras palabras, el pollo estaba formado por dos mellizos unidos en el centro.
Fue un resultado muy sorprendente. Pero la primera reacción de Clinton fue de decepción, porque su idea se había demostrado ser falsa.
"Como muchos científicos, pensamos que teníamos la respuesta ante del experimento", dice.
Otra (compleja) teoría
Clinton tiene ahora otra idea de por qué sucede el ginandromorfismo.
Una mariposa Endromis versicolora ginandromórfica: hembra a la izquierda y macho a la derecha.
Cuando se forma un huevo, la célula debe descartar la mitad de los cromosomas, en una bolsa de ADN llamada el "cuerpo polar". Sin embargo, en pocos casos el huevo mantiene el cuerpo polar, así como su propio núcleo.
Si ambos son fecundados y la célula se empieza a dividir, cada lado del cuerpo se desarrollará con su propio genoma, y su propio género.
Este aparente accidente puede ser un astuto truco evolutivo que salió mal.
Los biólogos saben desde hace tiempo que las ratios de machos y hembras en una población pueden modificarse según el ambiente.
En momentos estresantes, las madres tienden a dar a luz a hembras. Estas tienden más a aparearse y a pasar el ADN de la madre, incluso en momentos difíciles.
Algunos loros pueden tener 20 machos o hembras de golpe, según las circunstancias.
Ahora, supongamos que uno de los huevos de la madre se queda con su cuerpo polar, y por tanto tiene dos núcleos. Si la madre permite que todos sean fecundados, tendrá un embrión que será medio hembra y medio macho,
La madre podría entonces rechazar el sexo no querido antes de poner el huevo, controlando el sexo de su cría.
Pero en el caso poco común de que el núcleo no querido no sea rechazado, el resultado será un ginandromorfo.
Cuestión de células u hormonas
Los resultados de Clinton muestran que el sexo se desarrolla de forma muy diferente en los pájaros y en los mamíferos.
Para los mamíferos como nosotros, son las hormonas del sexo que circulan por nuestra sangre las que parecen ser más importantes para determinar el género.
Esto podría explicar por qué no vemos a muchos mamíferos ginandomórficos separados por la mitad.
Sin importar lo que diga el ADN de las células, todos se bañarán en las mismas hormonas y desarrollarán las mismas características sexuales.
Sin embargo, el hecho de que ambos lados de un pájaro se puedan desarrollar de forma independiente muestra que son las propias células del pájaro las que controlan su identidad y crecimiento.
Esto se extiende incluso al comportamiento del animal. En un estudio de 2003, el cerebro derecho (macho) de un pinzón cebra ginandromórfico desarrolló un matorral de circuitos neuronales necesarios para cantar canciones de cortejo. Pero el lado izquierdo, femenino, no tenía estas estructuras, a pesar de que ambos estaban expuestos a las mismas hormonas.
Todavía no se sabe si esta historia es aplicable a cualquier criatura en este asunto de la desviación del género.
Josh Jahner, de la Universidad de Nevada, estudia mariposas hermosas y asimétricas. Y sospecha que los huevos fecundados dos veces pueden explicar el fenómeno, pero cree que es posible que haya otros mecanismos que también contribuyan .
Explorar este proceso puede ser crucial para entender el milagro del nacimiento y la reproducción.
Por ejemplo, los cuerpos de los animales se desarrollan con una simetría casi perfecta, pero ¿cómo lo hacen? Estudiar a los ginandromorfos puede dar la respuesta.
Hay otra explicación posible para los ginandromorfos, o al menos para algunos de ellos. En algunos sitios, los humanos han hecho por accidente que estas criaturas sean más comunes.
En abril de 2015, Jahner reportó una coincidencia peculiar. Siendo estudioso de unas mariposas americanas llamadas "Lycaeides", nunca había visto un ginandromorfo antes del desastre nuclear de Fukushima en 2011 en Japón, pero vio seis en los siguientes 16 meses. "Y no he vuelto a encontrarme con otra", dice.
Investigadores vieron una abundancia similar de mariposas ginandromórficas tras el desastre de Chernóbil, lo que sugiere que pequeñas dosis de radiación pueden aumentar las posibilidades de que un ginandromorfo sea concebido.
"No hay forma de saber si lo causó directamente o no", dice Jahner, "pero es una rara coincidencia".
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