No me viene bien que los Globos de Oro coincidan con los Reyes Magos, no puedo estar a dos eventos tan importantes a la vez y puestos a elegir, estaba clara mi elección: los Reyes Magos, los regalos, el roscón, pasar el día entre papel de envolver y comer pularda rellena. Pensaba dejar pasar los Globos de Oro pero, pero, pero, he visto a Brad Pitt y no me puedo resistir.
Brad Pitt es como el vino bueno, como el aperitivo un sábado de otoño, como la siesta, cómo tener verduras en la nevera, como el silencio y una buena alcachofa de ducha, es algo que aprendes a valorar con la edad. Brad Pitt está tremendo y cada vez lo está más. A mí, de joven yo y de joven él, me parecía un poco blando, un poco «qué guapo soy, como me molo», ahora me parece que está cada vez mejor, cada vez más «soy un tío normal y resulta que soy así». Y, además de todo, sabe llevar traje sin que parezca que el traje le lleva a él o que le pican las etiquetas o que no sabe que hacer con los botones.
Leonardo sigue siendo un no. Va bien vestido y es un gran actor pero a mí no me gusta nada de nada.
A mí Chris Evans me da una grima que me muero. Me parece un Madelman esquinado con unos brotes de Ken el novio de Barbie. No me gusta su cara, ni su pelo, ni su cuerpo y no me gusta como le queda la ropa, siempre demasiado prieta, demasiado «oh, mira se me escapan los músculos». A lo mejor dentro de un tiempo le pasa como a Brad. Lo dudo muchísimo y en cualquier caso este traje de terciopelo o de pana granate madrina de boda de pueblo es un horror.
Jason en fin se puede poner lo que quiera, llevar el pelo como le apetezca y mirarte con cara de estar calibrando cuánto empuje aguantarías.
Zoe Kravitz a mí no me engaña, esa mirada tan ridícula lleva horas de entrenamiento delante del espejo. Ya sé que para poner cara de «uhhh, mira que sofisticada y misteriosa soy» hay que tener mucho tiempo libre. Eso sí, el vestido es precioso aunque a ella parece que le da asco. Este chico, sin embargo, tiene menos tiempo porque claramente ha ensayado poco la sonrisa de «estoy feliz de estar aquí» y está todavía en la sonrisa «me hago caca ¿me dices donde está el baño?»
Rooney Mara de suspiro decorado y Gwyneth de lo quiero todo. Quiero que se vea como me luce la tabla de ejercicios que hago pero que no me entre frío en los riñones, quiero llevar cuello alto pero ponerme el joyero y quiero que comprobéis sin ningún género de dudas que soy absurda. Es que además este vestido tiene pinta de coger polvo, de tener ese tacto que tienen los visillos de las casas de idealista que llevan meses a la venta.
Joaquin Phoenix, tremendo actorazo, esponjado y con querencia a José Feliciano.
Rachel Weisz yendo sobre seguro, muy bien. Cate Blanchett con estos pelos difusos que se llevan ahora y que a mí me parecen una manera de disimular que te estás quedando un poco escasa de pelo y con un traje color «no queremos saber si es niño o niña así que vamos a pintar la habitación de este color» y con demasiadas cosas y añadidos por todas partes.
Charlize y Reese saben chino. Llevan vestidos que se te van a olvidar según pases la foto pero que dicen claramente «nosotras ya sabemos jugar a esto».
A Phoebe lo que le pasa es que tiene demasiada cara para cualquier cosa que se ponga. Da igual la ropa que lleve porque la vista se te va siempre a su cara. No sé si son los ojos, la sonrisa, la boca o qué pero es una mujer que da igual lo que se ponga porque para verlo tienes que fijarte mucho. Es un fenómeno bastante peculiar.
Stellan va de sueco arrugado. ¿Por qué nadie asesora a estos hombres para que no se pongan trajes que están arrugados antes de les haya dado tiempo a sentarse?
Jennifer de paquete. Le falta el ticket regalo.
Estos van de divorcio inminente. Ese choque cromático no presagia nada bueno.
Vamos a ver Saorise, ¿qué es esto? ¿Por qué? ¿No viste en el set de Mujercitas que a ti te van los colorinchis, las cosas con mangas, algo que diga me mola vivir? A mí es que estos vestidos de sardinillas escurridas me dan tristeza y ganas de echarles una manta por los hombros. Lucy se marca un Helena Bonham Carter con la versión abrigada del vestido sardina con una combinación imposible de encaje y papel de aluminio. Si se propone llevar algo más horrible no lo hubiera conseguido.
Michelle Williams haciendo el bien de la humanidad y enseñando al mundo cual es el color menos favorecedor del mundo. No hay más que mirarle la cara para darse cuenta de lo poco que favorece y de que ella lo está haciendo por nosotros.
¿Soy yo o a Charlize le ha crecido el cuello? Ha debido comer lo mismo que este chico que también tiene un cuello caleidoscopio.
Busy Philips viene de empalmada y no engaña a nadie.
Natasha, ¡Arsa y su abanico!
Las tres falsas, homenaje a Rubens en 120 kilos.
El vestido de Renée es el que más me gusta de toda la fiesta pero me da tristeza infinita que ella haya decidido abandonar la alimentación y optar por autoconsumirse. Calculo que en un par de galas más el vestido podrá ir colgado de un palo de escoba.
Hombres que llevan reloj y barba de tres días y cara de estar sudando la resaca.
Salma embuchada y diciéndome a mí personalmente «¡complejo, complejo, lo que hay que hacer es sacar los complejos a pasear!» Me preocupa saber si ese minúsculo broche que sujeta todo el andamiaje salió disparado sacándole el ojo a alguien cuando Salma respiró. También me preocupa el cuello, me apuesto una mano a que se acostó con una roncha roja en el cogote.
Yo de mayor quiero ser Helen Mirren y cruzo los dedos para no acabar siendo como Elton John. Pero mientras me hago vieja me pido ser Sofia Vergara y llevar a ese señor del brazo. Es una mezcla perfecta de norueguismo y hombres que saben llevar traje. Volved a mirar a Salma, que a su lado la Vergara parece plana.
A mi hija le gusta Nick Jonas y no sé en qué he podido fallar al educarlo, la verdad.
Everyone loves Jennifer. Pero mucho, la queremos mucho.
Joshuah desubicado. Va tan imposible que lo peor no es color del traje. Ay madre esos botones dorados, no los veía desde la primera comunión de Joselito.
Necesito que alguien con conocimientos de estilismo me explique ¿Cómo es posible que esas mangas hayan vuelto? ¿Qué sucios trucos se usan para convencer a alguien de que llevar mangas que te rocen las orejas es buena idea? «Vas a sentir un cosquilleo en los tímpanos cada vez que te muevas, vas a ver qué ideal»
«Olivia, eres divina, puedes permitirte estas mangas, son elegantísimas». Olivia, cambia de amigas y de agente.
Kerry por el medioambiente, ahorrando tela.
A ver cómo digo esto, si te preguntas que si alguien notará que llevas el pelo sucio, la respuesta es siempre SÍ. Jason, ya lo sabes para la próxima vez, y no, mojarse el pelo en la ducha no cuenta como lavado.
Ramy Jousef de Primark.
Vale, lo de los cuellos debe de ser tendencia y aquí todavía no nos hemos enterado. Aunque por la cara de Rose parece que duele.
El vestido de Naomi también está entre mis favoritos y ella en conjunto también: bien el peinado, bien el maquillaje, bien las arrugas de estos son los años que tengo y bien la mirada.
A mí Billy Porter me parece el típico amigo que le dices: « por allí viene mi jefe, por favor le saludo y seguimos andando con la excusa de que llevamos prisa» y acabas no sabes muy bien cómo comiendo con tu jefe y tomando pacharanes mientras tu amigo le cuenta a tu jefe como os emborrachabais con licor 43 y martini cuando tenías 18 años.
Ilusión óptica número 1 titulada: descubre si eres daltónico ¿qué número hay escondido en el estampado?
Un caramelito, otro caramelito de sabor indefinido, el caramelito que queda en el salpicadero del coche porque nadie tiene claro desde cuándo lleva allí. Caminito de chuches y al final un merengue.
Laura Graham, chica Gilmore, enmochada y con vestido rojo.
Ana de Armas peinada por su peor enemigo con un vestidazo de estrella de Hollywood espectacular y muy bien maquillada.
Hombres del mundo, repetid conmigo: «No, no estoy lo suficientemente bueno, ni soy lo suficientemente sexy, ni tengo tanto talento como para llevar un esmoquin de brocado tobillero»
Me voy a meter un fregado. A mí el cura de Fleabag no me gusta nada, no me parece sexy ni atractivo. Me daba la sensación de ser un Bambi a punto de caer en manos de la chica. Lo de que te guste un cura tampoco lo veo, son ganas de sufrir por alguien que probablemente tenga una técnica más que deficiente y encima venga con cargo de conciencia pero oye, es una serie y aceptamos lo que sea. Lo que me fascina es que el actor que hace de cura, cuando va de actor a una gala, parece un cura disfrazado de actor que va a una gala. Es todo muy loco y para mí completamente antilujuria.
Bel, te la han jugado. Si quieres yo puedo ser tu amiga. Prometo decirte siempre la verdad o encerrarte en el baño para que no salgas de casa con esta pinta.
Ilusión óptica número 2 titulada: Mírame fijamente y cae redondo del mareo.
Zoey de «Salma, aquí no cabes»
Pierce Brosnan va de Iñigo Montoya va a los Globos de Oro. Me encanta porque se le ve feliz. Y tiene muchísimo mérito porque tiene dos hijos que son como avatares de un juego japonés.
La versión Hacendado de Sofia Vergara.
Lala Milan es una valiente, llevar esas uñas con ese vestido es un riesgo, en cualquier momento te enganchas y te arrancas la piel hasta el codo.
Ilusión óptica 3: ¿se mueven o no se mueven los dibujos?
Ay, que le den muchos premios a Brad Pitt, que le den todos los que haya: el Goya, el Oscar, el Nobel, el de relato corto de la biblioteca de mi barrio, el de leyendas del mazapán y que le hagan embajador del cava de Almendralejo para que todas podamos mirarle como le mira Jennifer.