Gobierno vs empresas, ¿Quién tiene la culpa?

Un frente entre dos bandos, no, tres

La contingencia del COVID-19 ha vuelto a reabrir el frente entre empresarios y gobiernos de “izquierda” que parece nunca estar en tregua. Por un lado los empresarios piden apoyos por parte del gobierno y por otro el gobierno pide a las empresas que no despidan a sus empleados a pesar de que la actividad económica a parado totalmente. Ahora bien dentro de este frente hay otra institución y autoridad clave, los médicos, ya que son las medidas que ellos proponen las que tienen paralizada la actividad económica, con esto no estoy diciendo en absoluto que el enfrentamiento entre gobiernos y empresarios sea culpa de los médicos, sino que al ser aquella institución la que ha propiciado las condiciones del enfrentamiento, JUSTIFICADAMENTE, es preciso por tanto involucrarla mucho más en el debate económico entre empresarios y gobierno.

En la gran mayoría de los casos los grandes expertos médicos carecen de un criterio económico lo que los lleva a tomar medidas delimitadas completamente en el campo médico no ponderando los efectos económicos y sociales. Ponderando los efectos de la salud, economía y sociedad se puede llegar a medidas más robustas y amplias.

Sin embargo, lo que invariablemente se debe reconocer sin matices es que nos encontramos ante un virus nuevo, con el que no se tiene una experiencia y conocimientos previos lo suficientemente detallados como para no tomar ningún tipo de medida precautoria, por lo tanto de lo que debemos estar seguros es que de alguna u otra forma se tendrán que paralizar algunas actividades de la economía.

Ir al punto, no perderse

De lo anterior se desprende que el debate entre gobierno y sector privado deberá centrarse en aquellas actividades más afectadas, de hecho, si determinadas estructuras organizacionales de algunas empresas tienen actividades que no involucran estas actividades afectadas por la contingencia, no es necesario perderse en discusiones generales y sesgadas de que si el gobierno no es amigo de los empresarios, de que si el gobierno debe cuidar las empresas y el empleo antes que nada, de que si otros países quieren más a sus empresas; este tipo de actitudes no ayudan en nada las negociaciones y solo las paralizan y crean muros infranqueables donde los mas perjudicados son los empleados y las pymes.

Por lo tanto debemos centrarnos solo en aquellas actividades de los sectores específicos de la economía que quedan afectados de la pandemia. Ahora bien, ¿Como se podrían ayudar gobierno y empresas?, pues para ello antes que nada debemos entender y asumir que esta decisiones las hemos tomado en conjunto la sociedad por medio de los mecanismos democráticos que todos hemos acordado previamente, es decir, no podemos concebir las medidas como una decisión tiránica debido a que se ha encargado esta decisión al presidente democráticamente elegido y en base a las discusiones entabladas con expertos médicos, y si no se cree que se haya hecho de esa forma, se está en libertad de expresarlo pero detallando claramente cuál es el problema no haciendo acusaciones de manera general y prejuciosa.

Aceptar la realidad, mirar hacia adelante y no hacia atrás.

Si no tenemos resuelta esa primera etapa, difícilmente podemos llegar a una cooperación justa, ya que no es en absoluto justo que con dinero público se “ayude”a ciertas empresas, las grandes por lo general, sin tomar en cuenta a las pequeñas de ese sector u olvidándose de los beneficiarios iniciales de esas partidas. O aceptamos que nos encontramos ante una mala coyuntura causada por situaciones de fuerza mayor y en la que todos vamos a sufrir o cometeremos peores decisiones injustas que agravarán el tejido social a largo plazo.

En el mundo de las empresas es siempre mucho mas rentable tomar decisiones, llegar a acuerdos y moverse hacia adelante que buscar culpables y perderse en juicios de carácter moral difíciles de determinar de una manera clara que nos desviarán del foco y desgastarán nuestros recursos.