Que decir que no se haya dicho de Google Glass. Las gafas de realidad aumentada de Google son gancho de varias noticias, unas para hablar sobre las posibilidades que ofrece su software y otras para criticar varios defectos que han surgido a raíz de la fase de probaturas de los desarrolladores. ¿Por donde empezamos?
Lo bueno
La inmediatez
Este es uno de los puntos fuertes de las Google Glass. Gracias a nuestra voz (o tocando el menú con la patilla de las gafas) podremos tomar una foto, grabar un vídeo o consultar por Internet cualquier dato. Y todo esto en cuestión de segundos, llegando a un grado de accesibilidad jamás visto. De hecho, las propias Google Glass son una innovación que jamás se había visto en esta industria.
Android
Google Glass tendrá Android 4.0.4, con lo que podrá ejecutar aplicaciones de Android de forma nativa.
Lo “malo”
El precio
Esto no es un defecto propio de las gafas, pero como es natural en cualquier novedad tecnológica, el precio será elevado. Por desgracia será una barrera de entrada que hará que las Google Glass sea un lujo al alcance de pocos, por lo menos durante los primeros meses.
¿Qué sucede con la seguridad?
Este tema ha causado gran revuelo. No hemos de olvidar que las gafas están comandadas por un sistema operativo que controla todas sus funcionalidades. Por lo tanto, este hecho hace que el dispositivo esté sujeto a posibles errores de seguridad (provocados por agujeros de seguridad que permitan ejecutar exploits).
Ponerse unas gafas que están conectadas a Internet y permiten ver información directamente a tus ojos es mucho más “peligroso” (entre comillas, faltaría más) de lo que se piensa. Gracias a la liberación del código fuente para que los desarrolladores empiecen a toquetear, ya hemos visto como se ha encontrado una vulnerabilidad grave en el que aprovechando un exploit de las gafas permite ver lo que está viendo el usuario que las lleva, vulnerando de forma grave el derecho a la intimidad.
Si este derecho a la intimidad lo llevamos al ámbito empresarial, podremos estar hablando incluso de violación en términos de LOPD.
Restricción de uso
La facilidad que da al usuario de poder realizar fotos, vídeos y colgarlas a la red a propiciado que los países intenten espabilar a la hora de crear métodos o leyes para “proteger” al usuario y controlar un poco el uso de Google Glass. A los hechos me remito, y sino mirad el caso de Las Vegas: Las Vegas ya empieza a poner restricciones en el uso de las gafas.
Cambio de filosofía
Efectivamente. Estos factores nos sitúan en otro escenario, ahora bien, no es muy distinto del actual. Los smartphones también sufren de estas vulnerabilidades: también tienen agujeros de seguridad provocados por la versión del sistema operativo que tenga el dispositivo; también pueden hacer fotos/vídeos y compartirlas con quien quieras (aun a expensas de no tener permiso para ello), etc. Lo que sucede es (si, es triste decirlo) que ya estamos acostumbrados a ello.
Entonces, ¿Qué sucede con las Google Glass? Pues que estos detalles se realizan de un modo más discreto, con lo que todo el mundo que tenga Google Glass tendrá en sus ojos un “Gran hermano” portátil. Y eso sí que es un detalle preocupante. ¿Posible solución? Pues que hagan ruido a la hora de hacer una foto o que, en caso de grabar vídeo emitan una luz roja como “chivato”.
Ahora bien, muchos creen que las gafas solamente son para tomar fotos, vídeos y compartirlas por Internet. Recordamos que Google Glass podrá ejecutar aplicaciones de Android de forma nativa, con lo que tendremos a nuestra disposición otra forma de interaccionar con el sistema operativo de Google, cambiando nuestro día a día (garantizado).