"Gracias" es el primer libro que leo de este escritor francés, Daniel Pennac. A Antò, del blog El primer miope, le encanta este autor y me había sugerido "La felicidad de los ogros" o "Mal de escuela" pero, como ya le dije, este libro estaba en casa y me apetecía ponerme con él. Y no ha sido mal comienzo desde luego. "Mal de escuela" creo que será, sin duda, mi siguiente lectura de Pennac...
Daniel Pennac, nacido en Casablanca en 1944, es célebre no solo por sus novelas negras centradas en la familia Malaussène sino también por otros libros dirigidos a niños y por interesantes ensayos como "Como una novela", en la que enumera los derechos del lector. Será interesante leerlo también.
"Gracias", esta pequeña obra de páginas con la que he empezado a conocer a este autor, no tiene realmente un argumento, no ocurre apenas nada. Y, sin embargo, me ha encantado. Me gustan las novelas con personajes bien definidos y una trama bien construida sobre la que se va desarrollando la acción. Pero he de reconocer que tengo cierta querencia, cierta predilección, por aquellas pequeñas obras, como ésta, bien escritas ("Gracias" me parece realmente un ejercicio de virtuosismo del lenguaje) en las que un solo personaje, con un lenguaje lleno de ironía, sarcasmo y sentido del humor como en este caso, va modelando su visión del mundo, o al menos de parte del mundo.
Daniel Pennac
"Gracias" comienza cuando nuestro único protagonista, el único que tiene palabra en la obra, se encuentra en el escenario frente a un elegante auditorio, dispuesto a comenzar su discurso de agradecimiento por el premio recibido al "conjunto de su obra". Y el libro es en sí ese no-discurso, ese no-agradecimiento, con pequeñas pseudo-acotaciones que matizan los cambios de tono, los guiños al público...
"- Habéis observado que se agradece siempre mucho, nunca poco. 'Muchas gracias', sí. 'Pocas gracias', no. 'Muy agradecido', sí. 'Poco agradecido', no. No se dice."El discurso, según le han comentado, debe durar entre 75 y 90 minutos; él controla no acabar antes de los 75 minutos (o no cobrará el premio). Y ese tiempo es lo que me ha llevado la lectura del mismo; 75 minutos de discurso ininterrumpido, en el que en medio del auditorio, he contemplado atónita, absorta y admirada la destreza, la técnica de este hombre. No pude quitarle los ojos de encima, ni desviar mi atención de él, no puedo evitar sino dejarme llevar por su corriente de pensamiento, aunque muchas veces me ha sorprendido y ha dado giros bruscos, he necesitado meditar sobre lo que ha dicho, y he acabado dándole la razón. Y me reído, he llegado incluso a soltar alguna carcajada, y no he podido evitar recordar a algunos galardonados haciendo y diciendo las mismas estupideces de las que él nos habla... Y ya no tiene sentido nada de esa parafernalia, de ese boato. Nada.
- "Gente que distribuye su premio todos los años..., que todos los años, los pobres, se devanan los sesos. '¿Este año, a quién se le podría entregar nuestro premio, ahora que los amigos ya han sido favorecidos? Vamos a ver...'. Los años pasan -numerosos años, porque los amigos eran numerosos-, por consiguiente también pasan por mí, todos esos años de trabajo solitario, incógnito... ¡Y, finalmente, sucede que me encuentro premiado, in extremis, por 'el conjunto de mi obra', premiado por perfectos desconocidos... a los que yo agradezco en primer lugar!"Poco más puedo decir sobre el libro; a vosotr@s, que os animéis a leerlo y al autor, a Pennac, aunque seguramente él le dará la vuelta a la tortilla,... ¡¡Gracias!!
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