Revista Cine

Grandes secuencias del cine: Parte 4

Por Cinéfilo Criticón @cinefilocritic

Y seguimos con el conteo. En esta ocasión he decidido compartir con ustedes cinco secuencias significativas en cuanto al desenlace de la película seleccionada. A excepción de una, que mas bien es el clímax final, las demás son el final, por ello si no has visto la película te recomendaría que no siguieras leyendo. Bueno, manos a la obra.

Cinema Paradiso. Giuseppe Tornatore, 1988

Grandes secuencias del cine: Parte 4

Besos

Para quien no lo sabe, considero a Cinema Paradiso una de las mejores películas que el cine nos ha dado. Si el genero romántico alguna vez tuvo una consolidación, por favor olvidemos a Titanic, es en esta hermosa historia que no solo abarca amor y amistad, sino también un paladar y un homenaje ejemplar hacia el séptimo arte.

El titulo de la película hace referencia, valga la redundancia, al cine local de un pequeño poblado en Italia, donde se proyectan cintas clásicas de Hollywood y en donde, solo por unos instantes, la gente olvida todos sus problemas y trata de sumergirse en la magia y la aventura que proyecta el cine. La historia sigue a Totó, interpretado por tres actores en cada una de sus etapas: niñez, adolescencia y vida adulto. Durante toda la película iremos conociendo junto con Totó el valor de la amistad y el amor hacia el séptimo arte, amén de una trágica historia de amor que da cátedra sobre lo que emotividad y realidad significan.

La escena final es por mucho la más hermosa que he visto en el cine, una oda a la belleza, a la emoción, al arte, al amor, a todo. Totó recibe un regalo de su amigo Alfredo, interpretado por un inolvidable Philippe Noiret, poco después de la muerte de este, el cual es un rollo de cine que contiene las escenas románticas de todas las películas que se proyectaron en el Cinema Paradiso cuando Totó era un niño, pero que debido a las restricciones religiosas de aquel entonces, dichas secuencias eran censuradas. A esto le añadimos la música de Ennio Morricone y obtenemos uno de los desenlaces más conmovedores de la historia del cine. Inolvidable.

 

Senderos de Gloria. Stanley Kubrick, 1957

Grandes secuencias del cine: Parte 4

“Der treue Husar”

Personalmente considero a esta cinta como la mejor de la filmografía de Kubrick, cineasta venerado más incluso después de su muerte. Y es que el legado que nos dejo es para analizarse una y otra vez, en especial esta formidable historia anti-bélica que está basada en la novela homónima de Humphrey Cobb, que a su vez esta inspirada en hechos reales acontecidos durante la primera guerra mundial en el ejercito francés.

La historia que relata, trágicamente, es el castigo ejemplar que el propio ejercito francés le hace a tres de sus soldados, esto al fallar en la conquista de un punto estratégico alemán durante un ataque que se pensaba resultaría en un triunfo. Para escarmentar y reprimir esta dolorosa derrota, el general responsable del ataque decide seleccionar a tres soldados al azar y fusilarlos por cobardía, para que el resto del pelotón escarmentara. Basta decir que en la vida real los soldados no murieron, pues semejante locura no procedió, pero Kubrick decidió cambiar eso, y opto por matar a los pobres soldados, dándole un toque trágico y realista al significado de la guerra.

La escena que les comparto es la final, la más hermosa en toda la filmografía de Kubrick, y que nos presenta como en una caverna, o bar, los soldados esperan ansiosos el “botín de guerra”, una joven alemana que es obligada a cantar para placer de los presentes que le hacen burla. Ante la mirada del coronel Dax, un soberbio Kirk Douglas, vemos como lo que era deshumanización se convierte en una memorable secuencia que deja salir a flote el espíritu y compasión humana. La guerra es mala y destruye todo a su paso, lo único que impide que triunfe es la inocencia, tal como aquí se ve. La joven, la cual a la postre se convertiría en la esposa de Kubrick, entona la canción titulada “Der treue Husar”, la cual narra una historia de romance.

 

El Graduado. Mike Nichols, 1967

Grandes secuencias del cine: Parte 4

La boda de Elaine

Si la película de Nichols es considera un clásico de Hollywood es en gran parte por su banda sonora, la cual dio a conocer al célebre dúo Simon and Garfunkel, con temas tan memorables como “The sound of silence” y “Mrs. Robinson”. La actuación de un joven Dustin Hoffman, también es recordada por el público femenil, pues luce como todo un sex simbol.

El público masculino tampoco puede quejarse, más teniendo a la veterana, pero sensual, Anne Bancroft, interpretando la famosa Mrs. Robinson, y a la hija de esta misma, interpretada por la hermosa Katharine Ross, interés romántico de Benjamín (Hoffman). Basta decir que Benjamín debe pagar por sus erróneas acciones al tener una aventura romántica con la madre de su prometida, llevando esto a una serie de terribles acontecimientos que desembocarán en un desenlace más que perfecto.

La secuencia en si podría notarse algo exagerada y sobreactuada, mucho, pero va acorde con lo que ambos personajes, Elaine (Ross) y Benjamín, están sintiendo. Este último irrumpe en la boda de Elaine para convencerla de que aún la ama, lo cual significara una revolución entre los invitados ahí presentes que intentarán evitar que se “roben” a la novia. ¿Les cuento el final? No, mejor veanlo.

 

La Sociedad de los Poetas Muertos. Peter Weir, 1989

Grandes secuencias del cine: Parte 4

“Oh, Capitán, mi Capitán”

Esta entrañable y conmovedora película, múltiplemente homenajeada, debe ser consideraba, y de forma correcta, como la historia definitiva sobre como retratar a los profesores académicos en el cine. La prestigiosa academia de Welton, la cual se rige bajo los valores de Tradición, Honor, Disciplina y Excelencia; es sacudida cuando un nuevo profesor llega para impartir la clases de Ingles, que podría entenderse como Literatura y lo que la misma comprende, como Poesía.

El responsable de dar vida al tan carismático profesor sería ni mas ni menos que Robin Williams, el cual dejaría más que una huella imborrable en la memoria y en la vida de cuatros estudiantes, principalmente, de su clase, incitándolos a ser libres, hacer de la vida su momento perfecto. Vamos, un verdadero profesor de vida, de esos que te marcan para siempre, desafortunadamente en Welton, cuando la libertad es potencia, debe ser aplastada y destruida. Situación habitual en estos días, donde los alumnos son convertidos en maquinas diseñadas para seguir ordenes, no para desobedecerlas.

La escena final es más que mítica y emotiva, quizás la única, en toda la película, donde se puede tener un poco de esperanza hacia el futuro. Debido a un trágico accidente de unos de los estudiantes de la academia, esta misma decide despedir al profesor Keating (Williams), esto mediante una serie de firmas de los estudiantes, todos ellos obligados, donde lo hacían responsable de sus métodos incorrectos de enseñanza. Mientras Keating se retira derrotado, sus alumnos, sus queridos alumnos, le hacen recordar que nada fue en vano con la celebre frase : “Oh, Capitán, mi Capitán”. Una razón más para creer en el mundo.

 

El Gran Pez. Tim Burton, 2003

Grandes secuencias del cine: Parte 4

“La historia de mi vida”

Considero a Burton un gran director con un sello personal más que interesante e inteligente, que como todos, no está excepto de cometer errores al momento de filmar. Desafortunadamente parece que en los últimos años ha perdido la brújula del buen cine, dedicándose a copiarse a si mismo y sus obras mas importantes en más de una ocasión. Creo, sin temor a equivocarme, que El Gran Pez fue su última película importante, al menos una que valiese la pena.

La historia que Burton llevo a la gran pantalla fue la narrada en la novela de Daniel Wallace del mismo nombre. La cual nos presenta la extraordinaria vida de Edward Bloom, encarnado por Ewan McGregor en su versión joven, y por Albert Finney en la adulta, un individuo que tuvo una vida de todo menos normal y común. Todos los que le rodean parecen quererlo y admirarlo por sus incontables anécdotas, todas y cada una de ellas más imposibles y fantasiosas que las demás. Sin embargo, su hijo, interpretado por Billy Crudup, esta harto de todas las historias de su padre, las cuales considera mera ficción y fantasía infantil.

Con el paso de la película y de la historia misma, Bill (Crudup), se dará cuenta que algunas veces es mejor la fantasía a la realidad, y que si bien las historias de su padre no eran del todo falsas, el que él mismo las exagerara no repercutía en nada en los hechos siguientes, al contrario, le daban alegría al relato y emoción. La escena que les comparto, si bien no es al final, aunque no hubiese habido problema en que Burton la terminase aquí, nos presenta a un Edward Bloom en la etapa final de su viaje, a punto de morir, y a su hijo, Bill, a su lado. La muerte se aproxima pero no se sabe como ocurrirá, por lo que Bill crea una historia acordé a toda la vida que su padre le contó. A final de cuentas es preferible una historia de cuentos de hadas, a una gris y triste como es la vida real. Pueden parar el video en el minuto 7:40.


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