Grandes sismos

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El impresionante terremoto de 8.9 grados en la escala Richter  y las consecuencias posteriores desembocadas en un Tsunami en el Japón, en el seno del medio oriente, visto ello,  a través de los medios de comunicación, posiblemente nos han de parecer tan lejanos, como que este aguerrido y activo país se encuentra del otro lado del mundo. Japón es un país que través de su historia se ha enfrentado a todo tipo de movimientos telúricos y devastadores  tsunamis, tanto así, que el término tsunami es de origen japonés  y se utiliza para describir las olas  marinas de origen sísmicos.  Ante ello, el gigante de la economía asiática, cuenta con una bien cimentada cultura antisísmica y sus edificaciones  cumplen con creces con los parámetros  de construcción  debidos para enfrentar  grandes terremotos.El lejano terremoto del Japón debe recordarnos que el Estado de Guerrero se encuentra en una zona eminentemente sísmica, al grado que,  en el municipio de Coyuca de Benítez, instituciones  educativas e investigadoras como la UNAM, han colocado varios sismógrafos, y no sólo eso, han hecho predicciones  científicas sobre la posibilidad de una gran sismo en la Costa Grande del  Estado.  Observando un mapa mundial podríamos percatarnos que con  el lejano Japón sólo nos separa el Océano Pacifico,  viendo este mapa, también nos daríamos cuenta de la relativa  pequeñez  de esta isla, que ha enfrentado todo tipo de calamidades: dos guerras mundiales, dos bombas atómicas, terremotos, tsunamis y el cataclismo del actual movimiento telúrico, cuya potencia  es superior a cualquier temblor ocurrido en los últimos 149 años.En un municipio como Coyuca de Benítez, en septiembre de 2001, ocurrió un fuerte movimiento de tierra que obligó a las autoridades a declarar la región zona de desastres para que fluyeran los recursos del FONDEN, durante semanas la gente se resistía a dormir en el interior de sus viviendas, ante la potencia de las réplicas  del temblor, que continuamente llenaban de zozobra a la población.No está demás, sin pecar de alarmista, poner las barbas a remojar, tomar precauciones, primero al seno de la familia, después vecinales y por último con las autoridades que tienen la responsabilidad de trabajar a respecto de un mapa de riesgos. Al seno de la familia es importante discutir con todos, para involucrarlos, sobre la necesidad de ubicar lugares seguros, lugares que puedan resistir la violencia de un fuerte temblor, salir corriendo a la calle es potencialmente peligroso, pueden caer sobre nosotros cables eléctricos  o trozos de concreto.

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Gracias a Dios, por el momento, sin menoscabar su peligrosidad, los únicos terremotos que sacuden a México son los que provocan las temidas organizaciones criminales, la mala  impartición y procuración de justicia, el rezago educativo, la pobreza, la corrupción,  el  Leonardo Valdez el del IFE y su desmedido afán por el dinero del erario público; pensándolo bien, con estos azotes apocalípticos  no necesitamos que la naturaleza nos castigue sacudiéndonos el piso,  lo que si es seguro, es que, en un  par de años, Japón se recuperará totalmente  de los terribles  efectos  del terremoto, México en un par de años, posiblemente todavía no haya podido librarse ni siquiera  de este Leonardo Valdez, menos aún, cosa que imposible, del rezago en materia educativa. Los profes  bien que cumplen al pie de la letra con asistir a  los famosos diplomados, dejando  sin clases a sus alumnos; lo cierto es que sólo un escaso y honorable porcentaje de estos maestros aprovecharán alguna cosa de dichos cursos  con valor curricular, la mayoría son disfuncionales e incapaces de comprender lo que leen;  muchos de ellos carecen de academia y  nivel educativo para comprender a cabalidad la enseñanza y la importancia de los cursos y,  si se dedican a la honorable profesión de mentor es por la sinecura que significa el sueldo magisterial, no por el amor al oficio, que este caso debe ser bastante y honesto al tratarse justamente de que en sus manos se encuentra el futuro académico de las generaciones por venir.En Coyuca de Benítez, un temblor no deja en paz a los trabajadores de la administración municipal, un sismo que ha años  sacude la vaciedad de sus bolsillo ante la media  dieta a que los tiene sometidos el H. Ayuntamiento; medio sueldo que no los  deja respirar, ya que de respirar tendrían que soltar el llanto ante la pobreza e injusticia que significa el sometimiento económico de recibir la mitad de sus honorarios; desgraciadamente las personales  circunstancias  los mantienen esclavizados de la injusticia que lacera sus derechos laborales y  humanos; prefieren los pesos de media quincena o medio mes que nada.El diputado local,  Evodio Velázquez Aguirre, ante el silencio sumiso de los regidores, ellos si reciben su sueldo y  dieta completa, algo debería de hacer al respecto; es joven y como tal debería sentir en carne propia las injusticias propinadas a sus representados. Pretendemos que la juventud es impulsiva, en la mayoría de los casos idealista, más aún sí, la izquierda  e histórica mano de la militancia empuja; algo de ese ideal y necesidad de servicio queremos ver en nuestro joven representante; queremos que imponga a sus actos, el mínimo esfuerzo impuesto a su tan sufrida y meneada campaña electoral en Coyuca; queremos ver que el diputado local diga “esta  boca es mía”  cuando Coyuca de Benítez sufre, es su trabajo y por algo le han de pagar tan bien como puede ganar un diputado. Le vamos a encargar a nuestro común amigo, Raúl Pacheco Salinas, su suplente, que sea emisario de la necesidad del pueblo coyuqueño, de mirarle  la cara  y los ojos desvelados y cansados de tanto que se hace por el municipio. Entonces lo miraremos orgullosos de su juventud, del ideal que lo impulsa como servidor  en las  sufridas tareas del Congreso y la política.

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