Durante una misión de mantenimiento, la doctora Ryan y el astronauta Matt Kowalski presencian un terrible accidente que les deja a la deriva en el espacio, sobre la órbita de la Tierra. Contra todo pronóstico, los dos astronautas harán todo lo que está en su mano y más para buscar un modo de llegar a la Estación Espacial Internacional y regresar a la Tierra.
Gravity es la esperada nueva película del director Alfonso Cuarón, la cual llevaba años en desarrollo y de la que se conocía que contaría con un reparto mínimo y con efectos especiales revolucionarios. Cuarón pertenece a la generación de directores mexicanos, junto a Guillermo Del Toro y Alejandro González Iñárritu, que saltaron al mercado del cine estadounidense a mediados de los 90 y desde entonces han filmado películas en las que queda patente su sello particular. En el caso de Cuarón, ha explorado distintos géneros, manteniendo siempre un ligero tono oscuro y la presencia de personajes que buscan conectar con otros tras haber sufrido algún duro trauma en el pasado. En su filmografía destacan la tercera parte de Harry Potter, que rompió con el tono familiar de las dos anteriores entregas, la versión contemporánea de Grandes esperanzas de Dickens, y mis dos favoritas: La Princesita, un durísimo cuento narrado de forma preciosa, e Hijos de los hombres, distopía futurista que cuenta con secuencias que nos dejan sin aliento.
El estreno de Gravity se ha hecho esperar, pero sin duda supone un nuevo éxito en la carrera de Cuarón. Escrita en colaboración con su hijo Jonás, Gravity cuenta una historia aparentemente sencilla que huye del despliegue de pirotecnia y de seres fantásticos de la ciencia ficción para mostrarnos a dos astronautas atrapados en el vacío del espacio, a escasa distancia de la órbita de la Tierra. Con esta premisa se desarrolla una historia de supervivencia extrema, en la línea de grandes películas como Náufrago, Buried o la genial 127 Horas, en la que los protagonistas se ven atrapados en un medio inhóspito y deben enfrentarse a sus propios miedos y dificultades con el fin de sobrevivir. Semejante situación propicia el desarrollo de los personajes a través de pequeñas pinceladas que nos dejan entrever el carácter socarrón de Kowalsky y la pérdida reciente que marcó a la doctora Ryan.
Además de la brillante sencillez de la historia, Gravity sorprende por la forma en que está narrada. Cuarón aprovecha efectos digitales punteros, el vacío del entorno espacial y el 3D para ofrecer imágenes de gran belleza en las que contrasta el brillo de la Tierra con la profunda oscuridad del espacio, resaltando la angustia de los protagonistas. De este modo, tiene ocasión de filmar planos secuencias que nos dejarán clavados a la butaca con la boca abierta, como la secuencia de apertura, y tampoco podemos olvidarnos del ingenioso juego de sonidos con el que cuenta Gravity: en lugar de atronar al espectador, la película nos sumerge en el silencio sepulcral del espacio y nos acerca a los personajes, de modo que sólo escuchamos sus voces a través de las radios de sus escafandras. En este aspecto también hay que destacar la banda sonora de Steven Price, joven compositor que ha trabajado a las órdenes de Howard Shore y de Hans Zimmer que ahora tiene la ocasión de lucirse con una partitura angustiosa.
En cuanto al reducido reparto, sólo se puede alabar el trabajo de George Clooney, tan comedido como en sus papeles más recientes, y sobre todo el papel de Sandra Bullock. Sorprende que una actriz normalmente asociada a comedias estúpidas de vez en cuando nos brinde interpretaciones de gran carga dramática como su trabajo en Crash o la que hoy nos ocupa.
Gracias a la sencillez y humanidad de su angustiosa historia, a la rompedora puesta en escena y al trabajo de los actores, Gravity se alza como un nuevo triunfo de la ciencia ficción (si bien es difícil enmarcarla en este género) y como una de las películas más interesantes del año.
Ficha de la película.