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HABITACIÓN EN ROMA - Dermatológicamente testada

Publicado el 10 mayo 2010 por Loscriticones
HABITACIÓN EN ROMA - Dermatológicamente testada

Entro a la sala arrastrado del belfo y envuelto en terribles alaridos porque espero, como los lechones que entran al matadero, lo peor. No me gusta la idea de estar encerrado en una habitación con Medem durante casi dos horas y no es atenuante la aparición de dos posibles odaliscas (que a veces salen vestidas); no me gustan los experimentos ni las pelis por encargo ni la fase postmedemiana que atraviesa el padre de las inconmensurables Vacas y Tierra.

Y cuando esperaba un destrozo, una abominación, unos alicates incandescentes sobre mi maltratada piel, sólo encuentro a las (enervantes) chavalas retozando y mal que bien consigo arrastrarme a lo largo del metraje sin necesidad de que me atienda un especialista o de consumir ansiolíticos de efecto inmediato: No es coser y cantar pero tampoco es una endoscopia.

La verdad es que salvo algún patinazo memorable y (desgraciadamente) bastante medemiano, alguna prolongada licencia de anuncio de Ariel, los crujidos lógicos de un guión bastante airoso para la trampa perra que supone hacer un maldito largo sin poder salir de una habitación por-exigencias-del-productor y perfectamente reconocible en su particular laberinto emotivo-psico-festivo resulta simplemente una película sin alma, un fantasma cinematográfico ceñido a las inconfundibles hechuras de un director que sabe lo que hacer con una cámara aunque sea en semejante artefacto.

Para entrenar y para el reto le recomendaría al inefable Julio subir a la montaña y buenos desayunos y lo del cine lo vamos viendo.

PD: Por descontado que sigue siendo impagable la aportación de este pollo a la memoria cinematográfica reciente de casi todos (¡los cerebros de lata ahora reniegan!)

ARM


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