La prueba no es una novela cualquiera: es una historia de supervivientes, en pocas palabras "vive para no acabar muerto". Cia (Malencia Vale), la protagonista de esta entrega guarda algunos parecidos a la personalidad fuerte de Katnis de Los Juegos del Hambre y, ciertamente, no es el único personaje con el que ocurre. Tomas bien podría ser la mezcla entre Peeta y Gale por la que todos teníamos curiosidad de ver algún día (al menos yo). Pero dejando de lado las evidentes similitudes entre ambas obras hay una gran verdad: La prueba no sólo engancha, es 100% adictiva desde su mismo punto de partida argumental. Juega con nuestros miedos (nuestros amigos, la muerte, el amor, la traición...) y nos ofrece una lección de vida para no rendirnos nunca. Siempre, siempre hay una solución: mira hacia adelante.
He seguido con emoción y pasión cada movimiento de los protagonistas en este tablero de "ajedrez" y me he encontrado con sentimientos muy intensos a medida que iba leyendo, e iba descubriendo como las elecciones de Cia y Tomas les llevaban a otro enmarañado problema aún mayor del que debían salir. Porque en este libro detenerse, pedir ayuda o rendirse significa la muerte.
"He visto y hecho cosas aquí que no me gustaría revivir el resto de mi vida, pero no quiero imaginarme vivir sin recordar la primera vez que te besé".
En total me ha parecido contar cinco pruebas: cada una con un significado oculto detrás que trata de eliminar a los candidatos que van a entrar a la Universidad. Teniendo en cuenta que creo recordar que 108 personas se presentaban a las mismas y que sólo pueden entrar 20 al final... da mucho que pensar.
Después de haber acabado el libro he sentido que el año en que hice los exámenes de Selectividad en tres días (no sé ahora si serán más o menos) fueron todo un regalo para convertirme en universitaria, y eso es mucho decir si tenemos en cuenta que son pruebas que requieren bastante voluntad y esfuerzo, además de "pocas horas de sueño". ¿Sabéis a qué me refiero? Si no, probad y luego me contáis.
"Sus labios encuentran los míos con una pasión que me corta la respiración. Quizás es la fiebre la que me estremece el cuerpo cuando me besa la mejilla, el cuello, los labios... pero no lo creo. Enlazo mis brazos alrededor de su cuello y le devuelvo los besos que me ha dado, ardientes, urgentes, necesitados."
Ahhhhh!!!! Lo mejor es la evolución romántica entre los protas, como empiezan siendo amigos y poco a poco se van acercando, acumulando una fuerza arrolladora de sentimientos entre ambos que va explotando en pocas dosis a lo largo de la novela. No he visto nada que no me haya gustado, ¡ojo! Eso no significa que no lo haya sentido por todas las muertes, muchas de ellas hubiera preferido ni saberlas. Si bien únicamente ha habido algo que me ha dejado un poco desconcertada respecto al personaje de Will, uno de los protas secundarios de la historia. No me he terminado de creer su modo de actuar hacia el final, aunque no lo he visto un gran problema para la trama en general. Otros datos interesantes para mí han sido las contadas apariciones de un personaje llamado Michal: me tiene muy intrigada y por algo que todavía desconozco, creo que dará mucho juego en la continuación de esta historia.
Como curiosidad añadiré que a medida que iba pasando páginas, cuando los personajes están en el comedor del edificio, me imaginaba la sala donde comían igualita a la de Hogwarts. ¿A alguien le pasó también?
Reseña realizada por Eva RubioAgradecimientos a Oz Editorial por el ejemplar