¿Se puede ser diferente entre tanto emprendimientos emergente?
¿Se puede escribir un blog único cuando existen millones con el mismo tema?
Si te cuestiona todos los días darle respuesta a estas interrogantes (al menos desde que concebiste la peregrina idea de emprender con un blog) quiero contarte algo desmesurado:
De hecho, no se me ocurre que puedas ser de otra forma que "diferente".
Porque si te percibís igual que todos los otros espacios que se dedican al mismo tema... Entonces tenemos un problema de fondo, no de forma.
Me explico: no es que hayas elegido un tema demasiado transitado que no te ofrece la posibilidad de innovar. Es que todavía no descubriste que la diferencia la hacés vos.
Y hasta dónde sé... aunque encuentres alguien que comparte tus pasiones e incluso una historia personal muy similar a la tuya, no puede ser vos.
Sos esa confluencia de relatos que te habitan, muchos se parecen a los de otras emprendedoras, pero en tu vida tienen un patrón único.
Por eso, si todavía no te permitiste encontrar tu matiz (volvé a leer: escribí "no te permitiste")... es el momento que pienses lo siguiente:
- De poco sirve que encuentres el cliente ideal.
- O que pienses en cómo llegar a esta audiencia esquiva.
- Ni que experimentes con técnicas para vender más y mejor.
Cada uno de los pasos dados para crear tu plan maestro para emprender no tiene dirección real hasta que son tus pies los que hacen el camino.
Me poeticé y no era la intención. Pero vos me entendiste.
Tu emprendimiento es un relato como tantos otros en tu vida y necesita una protagonista. Vos verás quién juega en los papeles secundarios. Sin embargo, en tu negocio solo se admite un papel protagónico. ¿Quién querés que lo interprete?
¿Quién es la protagonista?
Tu vida se parece a un perpetuo dejá vú.
En ocasiones tenés la impresión de que esto "ya lo viviste". Aún así, volvés a tropezar. Y cuando mirás el camino te das cuenta que es la misma piedra.
Entonces te asalta la rebeldía:
-¿Cómo puedo ser tan necia?
- ¡Qué estúpida soy!
Seguramente encontrás adjetivos que te adornan de la forma menos amable, porque frente a la impotencia tu primera reacción es la auto-crítica. Feroz.
Para extremistas, las emprendedoras tenemos un don. Cuando nos sentimos "poderosas" lo hacemos con grandeza y cuando nos sentimos débiles y poco valiosas acudimos a un rosario de adjetivos con los cuales nos empezamos a calificar cuando amanece y da la medianoche y siguen allí, dando vueltas en tu cabeza.
¿Nunca te regalaste con cientos de adjetivos calificativos de esos que duelen?
Y ni te cuento si se te ocurrió pronunciarlos en voz alta... Quienes nos rodean tienen el molesto hábito de percibir lo que decimos despectivamente de nosotras mismas como "verdadero". Por lo tanto, si vas por la vida regalándote insultos... tarde o temprano los vas a recibir como un eco de tu entorno.
Si algo es importante en este post es la siguiente idea: silenciá a tu impostora. Callá esa voz que te impide ser protagonista porque es la que te mantiene paralizada donde estás y no te deja ir más allá de donde alcanzan tus brazos... Tu mirada es capaz de ver más allá de esa área claustrofóbica en la que te encierran las palabras que niegan tu potencial.
Paren las rotativas
Todo esto suena muy coaching ontológico y no es lo mío... lo de esta desmesurada son las palabras. Y si de palabras vamos a estar mentando... la palabra para tus próximos cinco meses es Protagonista.
Pensalo de esta forma.
Tenés la feliz posibilidad de transformar tus días en lo que quieras. No te rebeles. Dejame explicarte un poco más. No soy una ilusa. Probablemente tengas una trabajo de tiempo completo, una familia, compromisos, responsabilidades y cientos de "tareas de mantenimiento" diarias.
Las "tareas de mantenimiento" son todas aquellas que no colaboran con tu plenitud como ser humano pero son necesarias para sobrevivir. Entre otras cosas por que los hijos -y los no-maridos- tienen la molesta costumbre de comer, ensuciar ropa y desordenar los ambientes que cruzan como si fueran fuerzas de la naturaleza (y se dan el lujo de ponerle nombre de mujer a los huracanes...)
¿Las podés evitar?
Hasta que dispongas de un séquito de ayudantes, las tareas de mantenimiento son inevitables.... Por lo tanto, te esperan cinco meses de re-organizar tu rutina para liberar 90 minutos al día solamente para vos y para ser y sentirte la protagonista del relato que estás viviendo.
Porque nada genera más sensación de estar alienada de la vida que dedicarle 24hs a las tareas de mantenimiento sin detenerte ni medio segundo a reflexionar sobre vos misma.
Si te estás preguntando qué bicho me picó durante mi fin de semana de descanso en el campo y en qué vas a ocupar tus 90 minutos diarios... llegó el momento de que hablemos de #SoyUnica.
Soy Única.
Las féminas tenemos un temita con la omnipotencia... queremos desde muy temprano arreglar el mundo y nunca pensamos en lo que tenemos que arreglar en nosotras mismas.
Sobrevaloramos lo que podemos conseguir en 12 meses (decime que el 31 de diciembre no te propusiste comer más sano, hacer ejercicio, ser más organizada, crear rutinas, salir con tus amigas...) pero tendemos lo que se puede lograr si dedicamos una cantidad mínima de minutos al día a pensar sobre nuestro plan maestro.
Seguro que cuando te propuse liberar 90 minutos para vos...
1- Te negaste: "No tengo de dónde sacarlos".
2- Te resististe: "Otro post más para las Chicas Superpoderosas. Sorry, no soy Bellota".
3- Te resignaste:"Es imposible que sostenga eso por mucho tiempo. Mejor ni lo intento".
Ahora, cuando pensás las cantidad de horas anuales que significan 90 minutos diarios... De pronto siento que estás alzando una ceja pensativa: son casi 548 horas. Específicamente, más de tres semanas dedicadas a crearte a vos misma.
No te engañes: no vas a tener esos 22 días para vos solita, salvo que:
- Te retires al Tíbet rodeada de monjes con voto de silencio (todo demasiado naranja para mi gusto).
- Seas la Julia Robert en esa película que pasan en el cable los domingos por la tarde para aumentar los índices de depresión maternal porque por más que hagas cuentas no podés dedicarle tres meses a comer, mucho menos a rezar y de amar hablamos otro día.
- Te declaren en cuarentena con una peligrosa enfermedad contagiosa y termines en encerrada en un área restringida con acceso a internet (qué triste cuando esta posibilidad me resulta seductora...)
Así que, mi santa, 90 minutos por día no parecen tan difíciles de conseguir: te levantás antes, te acostás más tarde. En definitiva es un período acotado de tiempo. Nadie dice que el resto de tu vida te vas a tener que despertar antes de que salga el sol para abarcarlo todo.
Cuando tengas un rato más, dedicás un rato más. Cuando tengas un rato menos, le dedicás un rato menos.
Pero no te preguntes: "¿Por qué mi emprendimiento no termina de arrancar?" cuando no sos capaz de dedicarte unos minutos al día para hacer crecer tu proyecto sobre raíces que lo mantengan sólido.
El gran secreto de emprender es ser lo suficientemente flexible para desaprender hábitos y aprender a aprender y luego, lo suficientemente flexible como para comprender que planificar es necesario y tan necesario como planificar es saber adaptarse a las circunstancias.
Entonces...
¿A qué vas a dedicar tus 90 minutos diarios?
A desaprender lo mal-aprendido por la cultura y a participar de un reto desmesurado para que comiences a pensar la visibilidad desde tu diferencia como ser único, capaz de enriquecer el mundo con su presencia.
A consolidar fortalezas y comprender debilidades (no sirve de nada luchar contra ellas y mucho menos negarlas)
A leer el ebook que tengo para regalarte si clickeás en el siguiente botón y sintetiza en poco más de treinta páginas el recorrido que hice entre mayo y julio del 2015, cuando me decidí a emprender digitalmente.
Me llevo el ebook...