Hoy es el día de mi santo y aunque nunca lo celebro (sólo lo hago con mi cumpleaños) no quería dejar pasar la oportunidad de felicitar a las Martas y a las Beatrices (sobre todo a mi querida ahijada Bea que es una delicia de criatura)
Os invito a todos a tomar un helado de leche merengada que me he regalado y que me hace viajar a mi niñez. Si tenéis paciencia os quiero contar una historia...
Siempre me han gustado los helados, desde que puedo recordar. En La Granja, mi pueblo segoviano, existía un kiosko de helados en la Pza del Vidriado que regentaba la dulce Margarita. Era una caseta de madera blanca, un pequeño cubículo en el que reinaba Margarita, que lucía una cabellera tan blanca como las maderas del kiosko.
Mi abuelo Narciso - que nació en 1899, siempre me hizo ilusión tener un abuelo nacido en el siglo XIX- me preguntaba muchas tardes: ¿Marta, quieres un mantecado de Margarita?. Y mi respuesta era invariable: ¿Puede ser de caramelo? Otros días me escapaba de casa durante la hora de la siesta y me iba al bar Madrid donde mi abuelo Narciso jugaba al dominó con sus amigos y le pedía una propina para ir a por el helado a Margarita.
Desde hace muchos, muchos años ya no existe ese kiosko. Aunque Margarita para mi era inmortal y su figura, mejor dicho, su busto, porque no la recuerdo fuera de esa caseta, carecía de piernas. Pensaba que incluso dormía allí... Un verano, al ir a La Granja ella ya no estaba. No he vuelto a probar el helado de caramelo.
Ahora hay helados de mil sabores, colores y toppings. Mucho postureo que diría mi hijo Nacho...Pero yo no renuncio a tomar leche merengada, ni horchata en verano. Por eso me he preparado un helado de leche merengada, muy fácil, sin las claras de huevo que aluden a su nombre y a su textura de merengue (esa receta os la colgaré en breve). Porque quería regresar por unos instantes a mi infancia.
¿Tenéis algún recuerdo culinario de vuestra infancia? No dejéis de contármelo, por favor.
Para 4 personas:
- 300 mL de leche
- 250 mL de nata líquida para montar (de un 35% de MG)
- 3 cucharadas soperas de azúcar
- 1 cucharadita de miel
- 1 rama de canela
- 2 limones
- canela para espolvorear
Se pone en un cazo la leche, la rama de canela y la piel de un limón sin la parte blanca. Yo empleo un pelapatatas para sacar la piel del limón, pues apura mucho el corte y no saca el albedo (la parte blanca entre la cáscara y la pulpa).
Se lleva a ebullición, se baja un poco el fuego y se deja 5 minutos hirviendo y otros 10 con el fuego apagado dejando que infusione el limón y la canela en rama.
Se deja enfriar, se cuela y se introduce en la nevera 1 o 2 horas. Se añade la nata muy fría y la ralladura del otro limón y se bate un poco, no hace falta con batidora, puede ser con varillas manuales.
Si se dispone de heladora se vierte por el bocal con la máquina funcionando y se deja que se vaya mantecando. Yo lo dejo una media hora o 3/4 de hora, aproximadamente. Luego lo congelo durante media hora, para que se asiente y congele.
Si no dispone de heladora se vierte la mezcla en un bol y se introduce en el congelador. Se saca a la media hora, se bate para que se rompan los cristales de hielo y se vuelve a introducir en el congelador. Se repite la operación otra vez después de otra media hora.
Aspecto del helado antes de hacer las bolas
Se saca un poco antes de consumirlo del congelador, como todos los helados, y se sirve espolvoreado con canela.