Virginia Mendoza ha conseguido alcanzar las primeras posiciones de Amazon con su opera prima
Virginia Mendoza tras la entrevista en InformaciónTV
Para conocer toda la historia, ¿cómo surgió su primer viaje a Armenia?
Fui con el Voluntariado Europeo. Fue una odisea: las organizaciones de envío de las ciudades más próximas se negaban a colaborar por no estar empadronada (donde vivía no había ninguna). Cuando por fin una organización de Málaga accedió a hacerme el favor, la de acogida había dejado pasar la convocatoria. En la siguiente, la agencia nacional no aceptaba proyectos en inglés, así que tuve que traducir las treinta páginas del proyecto, que a punto estuvo de ser rechazado porque la organización que me enviaba no era de la comunidad en la que vivía.
La primera vez no me dejaban salir de España. Pasé por todos los mostradores de la compañía aérea porque insistían en que necesitaba billete de vuelta y visado, pero en realidad ya no era necesario. Así que me marearon, supliqué y, finalmente, a punto de cerrar el acceso, una chica consideró que no tenía por qué dudar de mi versión, dijese lo que dijese su programa informático. En el avión me ofrecieron varias casas en las que dormir, llenaron mi mochila de chocolatinas y, cuando llegué, de madrugada, mi coordinador no estaba. No me dejaban sacar la maleta del aeropuerto porque en Barajas remataron la jugada: llegué llamándome Mr. Petrosyan. Apareció un señor alto con bigote, un poco desconcertado, al que pregunté si por casualidad era la señorita Mendoza. Intercambiamos maletas y por fin pude salir. Aquello ya prometía.
¿Conocía la historia del país cuando decidió viajar hasta allí?
Lo único que sabía de Armenia antes de que se me metiese entre ceja y ceja lo había leído en El imperio, de Kapuscinski. También había visto un documental en el que Ara Malikian regresa a la aldea de sus abuelos. Pero ya está. Un día, Ander Izagirre usó la palabra mágica: ‘Armenia’. Me dijo que tenía toda la pinta de ser un lugar que me encantaría. Empecé a buscar información sobre el país y a comprar libros sobre Armenia. Los últimos meses antes de irme no leía otra cosa. Pero, hasta entonces, no puedo decir que tuviese la menor idea.
Entre las muchas ideas con las que se iba al viaje, ¿incluía desde el primer momento volver con un libro?
Sí. No sabía cómo lo haría, pero quería volver con un libro. El problema es que, una vez estaba en Armenia, me entusiasmó tantísimo el lugar, devolvió tantas cosas a mi vida, que mi idea de volver con un libro dio lugar a la de volver con tres (risas).
Y, cuando decidió que iba a escribir el libro. ¿Recuerda los motivos que le impulsaron a hacerlo?
Me obsesioné tanto con aquel país y me sentía tan mal por no haber sabido nada de aquella gente tan increíble hasta entonces, que dar a conocer Armenia se convirtió en el objetivo del libro, del blog, de la página de Facebook y hasta de las conversaciones ante el café, cuando volvía de vacaciones. No se trataba sólo de dar a conocer a los armenios y su país: necesitaba hacer lo que estuviese en mi mano por denunciar un genocidio olvidado y silenciado que España
El violinista de origen armenio Ara Malikian
ni siquiera ha reconocido por intereses con Turquía. De esto hace ya más de dos años; en aquel momento ni siquiera pensaba en el centenario del genocidio, pero se fue alargando tanto, revisé tantas veces y me hice tal lío con la maquetación, que lo acabé publicando poco antes del centenario, justo el mismo día que el Papa tuvo el valor que no tienen muchos líderes políticos, llamó a las cosas por su nombre y Armenia empezó a figurar en la prensa internacional.
Ahora nos gustaría saber, ¿de dónde sale un título tan poético: Heridas del viento?
El libro se iba a llamar ‘Voces’. Pero cuando empecé a estructurarlo y a usar una acepción de la RAE tras el título de cada parte del libro, me crucé con una acepción que era casi un poema. Voces es la parte cuyas historias giran en torno al genocidio, guerras, terremotos…En fin, todas las calamidades que sufrieron los armenios a lo largo del siglo XX y sin las que no se podría entender al armenio de hoy. Cuando abrí el diccionario, vi el título, sin más. La tercera acepción de voz dice: ‘sonido que forman algunas cosas inanimadas, heridas del viento o hiriendo en él’. Hay un trasfondo muy poético en todo el libro, de hecho el rostro que ilustra la cubierta es Tumanyan, el poeta más famoso de Armenia. Además, estaba hablando de heridas abiertas.
Muchas personas le han ayudado en la edición del libro, las correcciones, etc. También es importante su colaboración con el prologuista. ¿Cómo convenció a Ander Izaguirre?
Me fui cruzando con gente que puso casi tanto entusiasmo como yo en este libro. Gente que hizo de intérprete desinteresadamente, que me ayudó a corregir, que leyó el borrador y aportó sugerencias que lo fueron enriqueciendo…Casi todos eran desconocidos hasta entonces.
Ander no era un desconocido. Sin haber sido mi profesor, es mi maestro desde hace tiempo. Él ha tenido mucho que ver en esto. Si aquel día que dijo ‘Armenia’, como comentaba antes, se hubiese callado, quizá me habría ido a Rumanía y ‘Heridas del viento’ no existiría. Si la gente empezó a leer las historias que iba escribiendo, fue en gran parte gracias a un tuit de Ander recomendando la historia de un matrimonio de centenarios supervivientes del genocidio que dio lugar a una bola de nieve en internet. No es que yo quisiera un prólogo, es que no quería que no estuviese Ander ahí presentando el libro. Así que se lo pedí porque sabía que ni siquiera yo misma podría explicar como él aquel proceso por el que, según dice, pasé de aterrizar como una extraterrestre a hacerme armenia.
Cuando se lee el libro se nota que hay un gran trabajo detrás. Es algo que se ve desde la estructura. Cada capítulo comienza con una cita. ¿Cómo fue el proceso de selección de esas citas?
Pues te costará creerlo, pero lo de las citas fue viniendo por pura casualidad. ¿No te ha pasado nunca que cuando cierras un libro y abres otro parece que esté en cierto modo hilado? Pues algo así ocurrió. Cuando estaba haciendo una de las últimas correcciones, me despisté en la biblioteca con un libro al que le tenía ganas: ‘Contexto. Material’, de Birgitta Trotzig. Fue increíble leer ese libro en aquel momento, parecía que estábamos hablando de lo mismo. Los poemas de ese libro incluyen las palabras que titulan cada una de las partes hasta tal extremo que, a menudo, llega a hilar los temas en el mismo orden. El resto de citas también fue llegando por casualidad y, cuando me topé con ellas, tuve la sensación de que eran perfectas para abrir algún texto concreto.
Y, después del trabajo de redacción, corrección, etc. pones a la venta el libro en Amazon y, en poquísimo tiempo, asciende a los primeros puestos de venta. ¿Cómo sienta eso a una escritora primeriza? ¿Era algo esperado?
Entusiasma y asusta. El libro tenía todas las papeletas para fracasar: no hay editor, soy desconocida, escribo no ficción y, para colmo, hablo sobre un país prácticamente desconocido en España. Confiaba en que lo comprarían, principalmente, armenios que hablasen español, pero la acogida que está teniendo es algo que jamás habría esperado de un libro que no es precisamente una novela romántica sobre vampiros.
Ahora toca la promoción. ¿Tiene una agenda de presentaciones?
Como hemos dicho, Heridas del viento ha sido un éxito en Amazon. ¿Los lectores le han enviado ya algunas opiniones? ¿Puede compartir con nosotros lo que más le haya emocionado de esos comentarios?
En realidad Heridas del viento es más bien la culminación de un proceso. La gente que ya iba leyendo algunos fragmentos en el blog me viene escribiendo desde hace tiempo para hablarme de esas crónicas. Durante todo este tiempo, algunos han sido muy emocionantes, especialmente los que vienen de armenios que están lejos de su país o que ni siquiera lo han visitado. He recibido mensajes de gente que me ha escrito diciendo que había llorado leyendo, o simplemente agradeciendo que hiciese algo semejante por su país. Yo no creo que haya hecho nada más que lo mínimo: en Armenia sólo recibí amor y es lo único que puedo devolver si hablo de aquello.
Sobre el libro en concreto, me hizo mucha gracia un mensaje que he recibido hoy. Alguien que ha comprado ya cinco libros y que piensa comprar más porque ha decidido convertirlo en su regalo oficial del año. ‘Para todo, para todos’, me ha dicho (risas).
Ahora ponga la mirada en el futuro. Seguro que han quedado aventuras vividas en Armenia sin contar, por falta de espacio o por no encajar en el contenido del libro. ¿Existe la posibilidad de un Heridas del viento II?
Sí y no. Por lo pronto, tengo en marcha una versión más bizarra del viaje: algo más anecdótico y caricaturesco. Aunque ahora mismo me resulta imposible escribir.