Hermosas criaturas - Destacados - Estudio a la ocurrencia

Hoy en día, la fórmula para escribir una novela juvenil de éxito es muy sencilla: cogemos una chica del montón, un guaperas misterioso y una trama de acción en la que aparecen diversos elementos fantásticos. Mezclamos los ingredientes en la coctelera y obtenemos la historia romántica por excelencia, sin nada especial y simple como ella sola, pero que asombrosamente sigue convenciendo a los lectores. Fácil, ¿verdad?

Afortunadamente, todavía quedan escritores con ganas de ofrecer una obra digna y diferente, aunque con ello se arriesguen a salir apaleados del mercado por no ir sobre seguro. No es el caso de Kami Garcia y Margaret Stohl, pues su novela Hermosas criaturas ha tenido una buena aceptación y La saga de las dieciséis lunas aspira a convertirse en una de las historias más aclamadas de nuestros tiempos. ¿Cuál ha sido la clave de su éxito? Podría extenderme mucho sobre este punto, pero hoy sólo me centraré en su ambientación.

► El gótico sureño

La acción se sitúa en la localidad de Gatlin, un lugar inventado por las autoras que fácilmente podría encontrarse en el sur de los Estados Unidos. Un pueblo pequeño en el que, según las palabras del protagonista, nunca sucede nada. Este detalle, tan sencillo en apariencia, marca la diferencia con respecto a otras novelas del género: el matiz anticuado de Gatlin se aleja de la ambientación cosmopolita de Crepúsculo, Eternidad y Hush, hush, tres novelas cortadas por el mismo patrón en las que el lugar en el que se desarrollan carece de importancia. También se aleja de la manida fantasía épica (Graceling) y del ambiente futurista (Los Juegos del Hambre) que tantos éxitos está cosechando últimamente.

Estamos ante una novela que aprovecha las raíces históricas y culturales de la zona para crear un clima único que acompaña la trama argumental y se convierte en un elemento que influye directamente en la manera de disfrutar del relato. El entorno oscuro, frío y hostil de Gatlin consigue por sí solo poner al lector en tensión, hasta el punto de sentir que respiras el mismo aire que los protagonistas.

¿Y cómo es Gatlin? Gatlin se nos presenta como un pueblo pequeño y sombrío donde todo el mundo se conoce. Su punto más tenebroso es la vieja mansión en la que vive el apestado por excelencia, un hombre que lleva años sin salir de su finca. Esta casa fue lo único que se salvó de un incendio que tuvo lugar años atrás, lo que le otorga un valor legendario que hace que todavía resulte más extraordinaria.

Todo en Gatlin parece especial para el lector. El secreto consiste en recrear el gótico sureño de siempre y a partir de ahí construir una historia con magia y personajes de hoy. Una combinación explosiva y jugosa, ya que aporta una perspectiva nueva para el género juvenil y al mismo tiempo demuestra tener más enjundia que otras porque presta atención a algo que otros pasaron por alto (la ambientación).

► Una sociedad llena de prejuicios

La recreación de una historia no se basa únicamente en los lugares. Los aspectos culturales y sociales tienen tanta o más importancia que los espacios físicos: cualquier pueblo o ciudad se ha convertido en lo que es gracias a la evolución que han sufrido las personas que viven en él. No debemos, por lo tanto, menospreciar la mentalidad de los habitantes. Por suerte, Kami Garcia y Margaret Stohl han escrito una obra cuidada hasta el más mínimo detalle, de tal manera que podemos realizar un estudio sobre la personalidad de los vecinos de Ethan y Lena, la pareja de protagonistas.

En primer lugar, desde el comienzo llama la atención el marcado carácter patriótico de los lugareños. En esa zona dan una gran importancia a la Guerra de Secesión y cada año representan una actuación a modo de conmemoración —que además tiene importancia en la trama argumental—. También hay diversas asociaciones para preservar las tradiciones de Gatlin. Estas costumbres un tanto catetas se alejan del aire moderno que suelen tener las novelas juveniles de temática similar, en las que prácticamente no se habla del entorno de los protagonistas salvo que éste sea puramente fantástico.

Esta mentalidad retrógrada afecta directamente a los personajes principales. En el caso de Ethan, enseguida se palpa su frustración por no poder marcharse del pueblo y ampliar sus horizontes. Es un buen chico y siempre se muestra cortés con sus vecinos, pero por dentro aborrece la forma en la que actúan. Con respecto a Lena, su papel de recién llegada pone al descubierto el gran mal de las sociedades tradicionalistas: el miedo a lo desconocido. Este hecho deriva en una serie de aventuras que demuestran que describir y ambientar debidamente una novela no es una tarea que vaya a aburrir al lector.

Si se hace bien, se puede conseguir todo lo contrario: estos detalles hacen reflexionar y además enriquecen la historia.

Por otra parte, todo planteamiento conflictivo debe tener una solución. ¿Qué nos proponen las autoras? La inteligencia: la mejor arma para combatir la ignorancia de quienes se empeñan en vivir anclados en el pasado de una manera insana y perjudicial para los de su entorno. En el libro aparecen personajes que no están de acuerdo con esta forma de vida y, curiosamente, son los que demuestran más capacidad de raciocinio en las conversaciones. Otro matiz interesante para transmitir a los jóvenes lectores: estudiar y formarse les ayudará a pensar por sí mismos.

► La inspiración

Kami Garcia y Margaret Stohl han hecho un gran trabajo, pero no todas las ideas han surgido de sus mentes: la ambientación de su historia se inspira en el clásico Matar un ruiseñor de Harper Lee, novela que ganó el Premio Pulitzer en el año 1961 y que ha sido ampliamente cuestionada por los sectores más conservadores. En cierto modo, Hermosas criaturas hace un homenaje a dicha obra, puesto que el mismo protagonista la menciona y hace analogías con diversos aspectos de Gatlin.

Matar un ruiseñor es considerado el gótico sureño por excelencia: ambiente oscuro, sociedad retrógrada, la casa del misterioso Boo Radley, unos protagonistas más inteligentes y modernos que sus vecinos, etc. Son muchos los puntos en común con Hermosas criaturas, a pesar de que la crítica social de Harper Lee se centra en el racismo y el libro que nos ocupa habla de los prejuicios hacia lo distinto de forma más general.

En definitiva, Hermosas criaturas es un ejemplo de creatividad y trabajo bien hecho. Ha sido muy buena idea aprovechar la ambientación de un clásico para innovar dentro de un género actual como el romance fantástico juvenil. Resulta especialmente valioso el mensaje de que, aunque hayan transcurrido cincuenta años entre la publicación de ambas novelas, hay muchas cosas que no han cambiado con el paso del tiempo y los clásicos son y deben ser una referencia para escritores y lectores. Ahora sólo nos queda esperar que los autores demuestren su originalidad y no hagan aparecer nuevos Gatlin en la literatura juvenil.