Revista Cocina
Cuando yo era pequeña y entrábamos al mercado "típico de barrio", sí ese de los puestos donde poder comparar precios y comprar al gusto la mejor carne o el mejor pescado fresco, nada que ver con las grandes superficies de ahora, y que ya pocos quedan o la mayoría están medio vacíos... las casquerías eran uno de los puestos mas comunes y donde "casi" mas gente había.
Higaditos, riñoncitos, corazones, sesos... y demás variedad de vísceras cubrían los mostradores agotándose las existencias a mitad de la mañana por lo barato de su precio, por la gran variedad de opciones a la hora de cocinarlos (con tomate, encebollado, al vino ...) y sobre todo por lo que se valoraban por su alto grado nutritivo.
Hoy en día hemos aumentado el poder adquisitivo de las familias y nos hemos vuelto mas exquisitos a la hora de elegir nuestra dieta diaria, aparte de esto, enfermedades de animales y el alto contenido graso, aparte de otras cosas han hecho desaparecer la costumbre de comer al menos una vez a la semana estos platos como os los que os presento hoy: Higaditos encebollados y mollejitas al ajillo, que con una buena cervecita fresca están de miedo y que mi padre cocina a menudo y hoy ha querido hacerlo para Lacajita a ver que os parece.
Para preparar los higaditos solo necesitamos salarlos...
... sofreírlos con un buen chorretón de aceite en una sartén con una cebolla en gajos y dejar templar (están mucho mas buenos), concretamente a mi madre le gustan de un día para otro y fríos de la nevera, eso va en gustos.
Y las mollejitas una vez cocidas y troceadas...
... las sofreímos igualmente con un chorrito de aceite con ajito y perejil picado, (éstas si que hay que tomarlas recién hechas y si queremos podemos regar con unas gotitas de limón).
¿Cual os gusta mas?
A mi las dos ;-)