Revista Cine
La división clasista de la sociedad es representada en este largometraje como un rascacielos donde la altura de las plantas define el estatus de sus inquilinos. Este elaborado trasfondo se desarrolla con éxito en los primeros compases, pero queda enturbiado por un auge exponencial de sexo y violencia usados para mostrar el lado salvaje de la humanidad, al más puro estilo Buñuel tanto en forma como en contenido. Esta hiperbolización de los acontecimientos permite a los actores desatar su faceta más salvaje, brindándonos intensas actuaciones en una película distópica y atípica que provoca de todo menos indiferencia.Mi puntuación: 5/10