Hija de humo y hueso, de Laini Taylor

A sus diecisiete años Karou lleva una doble vida en la mística ciudad de Praga: durante la semana es una estudiante de Bellas Artes cualquiera, pero cada varios días recibe unos misteriosos encargos que la llevan a recorrer países de todo el planeta. Sin dar explicaciones y sin problemas para el transporte, porque Karou no tiene una familia normal: se ha criado en medio de quimeras, criaturas mitad humanas y mitad animales, con el enigmático e imponente Brimstone a la cabeza. Él es quien la requiere para sus misiones, en las que debe comprar dientes por una razón que desconoce. En su entorno siempre la han mantenido lejos del lugar de donde provienen, sin embargo, ahora las cosas están a punto de cambiar: los ángeles, rivales de las quimeras, están cerrando las puertas que ponen en contacto el mundo real y el imaginario, por lo que Karou se ve obligada a luchar para saber qué ocurre. No contaba con cruzarse con el ángel Akiva por el camino…

Hija de humo y hueso es la demostración de una idea que he defendido siempre: no hay género malo de por sí. En los últimos años el romance paranormal se ha ganado mala fama por abusar de los amores idealizados, los personajes estereotipados y los contextos fantásticos simples; no obstante, Laini Taylor supera los problemas mencionados y nos ofrece una novela excelente y original que va mucho más allá de lo que se puede suponer por su cubierta. En primer lugar, sus escenarios me han hechizado de inmediato: por un lado, la ciudad de Praga tal y como la conocemos, que se describe de una forma mágica y evocadora; por el otro, el mundo imaginario de las quimeras, lleno de recovecos que se muestran poco a poco. Karou, la protagonista, también resulta encantadora gracias a ese carácter risueño que la hace tan distinta del prototipo Bella Swan. El elenco de secundarios que la acompañan no desmerecen: tanto Brimstone, Issa y las demás quimeras como sus amigos humanos inspiran simpatía de inmediato, tienen personalidades atractivas y están en la obra por su propio interés, no como un mero decorado. El único que no me ha convencido es precisamente Akiva, el ángel, que se presenta como el chico perfecto al más puro estilo Edward Cullen, aunque confío en que se profundizará más en él en las próximas entregas de la saga. Cambiando de tercio, pese a no tener un ritmo trepidante, la historia está llena de aventuras, en todos los capítulos ocurren hechos importantes y hay muchos detalles divertidos y originales, no sobra ni falta nada. El único tramo en el que no me habría importado que la autora sintetizara un poco es en el flashback final, pero de todos modos se trata de una parte bonita y necesaria para la total comprensión de los orígenes de Karou. Con respecto al tema de fondo, la lucha entre los dos bandos, de nuevo la escritora se reinventa y a partir de unas bases conocidas (la rivalidad entre el Bien y el Mal) construye una trama compleja con un desenlace que me ha dejado con el corazón en un puño. Por si fuera poco, todavía hay una virtud más: el libro está escrito con una prosa cuidada y bella, muy superior a la media, que contribuye a crear esa atmósfera mística y seductora que impregna estas casi quinientas páginas. Ante tantas cualidades, tanto trabajo y tanto talento solo me queda quitarme el sombrero y cruzar los dedos para que Laini Taylor no se canse de escribir y nos regale joyas como esta durante mucho tiempo.

Convertir unos elementos manidos en literatura de alta calidad no es imposible, todo depende de la habilidad del escritor, y a la que firma esta novela le sobran aptitudes. Sin lugar a dudas, Hija de humo y hueso formará parte de las mejores publicaciones de este año y ningún amante de la fantasía debería perdérsela. Su continuación, Days of blood and starlight (literalmente Días de sangre y luz de las estrellas), verá la luz en inglés el próximo mes de noviembre.