Imagen: Montse Garcés
Muchas son las ocasiones en las que planeamos irnos a otros lugares a ver arquitectura singular…y otras muchas veces no nos damos cuenta de que lo singular está más cerca de lo que creemos, les hago una recomendación de visita de uno de los claros ejemplos de ello, es el edificio del hipódromo de La Zarzuela, Premio Nacional de Arquitectura y cuya marquesina fue declarada Bien de Interés Cultural, se empezó a construir en 1935 pero no se inauguró hasta mayo de 1941, debido a la Guerra Civil, aunque la obra ya estaba prácticamente terminada el 18 de julio de 1936. Vino a sustituir al antiguo hipódromo de La Castellana y en el concurso se dieron cita nueve proyectos, resultando ganador el firmado por los arquitectos Arniches y Domínguez y por el ingeniero Eduardo Torroja.
Esta obra, que entonces supuso una auténtica innovación en los sistemas de construcción, conserva actualmente su estructura tal y como se proyectó, después de ser reparada de los impactos que sufrió durante la guerra civil española. Todavía hoy sigue siendo visitada por especialistas nacionales y extranjeros para estudiar su solución estructural.
Imagen: Montse Garcés
El Hipódromo es de una belleza singular destacando la construcción de las viseras de las tribunas, un espléndido, novedoso y muy premiado proyecto del ingeniero de Caminos Torroja, responsable de la realización de importantes edificios civiles en los años treinta y especialista en el estudio de nuevos materiales de gran resistencia, especialmente el hormigón armado.
La principal novedad de ese proyecto fue la cubierta de la tribuna, hecha con láminas de hormigón armado en forma de hiperboloides, que con sólo 5 cm. de espesor en el extremo de los voladizos soportan todos los esfuerzos sin nervios ni refuerzos, simplemente con un anclaje posterior de tirantes, separados por cinco metros. La marquesina laminar vuela casi 13 metros. Esta tipología de construcción la estudió y desarrolló Torroja en profundidad, con el descubrimiento de la metodología constructiva de las “cáscaras”, un sistema que permite realizar grandes superficies con un mínimo de espesor requerida, gracias al funcionamiento de los empujes en la misma.
Imagen: Montse Garcés
El graderio de los espectadores se sustenta en su parte superior en un soporte vertical principal y en su interior en otro soporte de gran rigidez. La posición de éste viene obligada por la necesidad funcional de alojar bajo la grada una galería con salida directa a la pista. Volada sobre ménsulas que salen del soporte principal, bajo la galería delantera, se dispuso una galería de servicio no abierta al público.
+Inf
Para los muy expertos es interesante reseñar las palabras del propio Torroja que definía su propia obra de la siguiente manera en la revista de Obras Públicas de junio de 1941: “Algunos me han preguntado cómo nacieron las cubiertas laminares del Hipódromo de Madrid. Y bien, ellas no son, ni la obra de un genio, ni el resultado de una idea maravillosa o de una momentánea inspiración, son simplemente el resultado de un estudio de la evolución anterior de las formas del hormigón armado”. A lo que añadía: “para un ojo medianamente acostumbrado a este tipo de estructuras resultaba claro que esta forma de lámina era apta para resistir bien los esfuerzos y el fenómeno estructural que se le pedía (…) quizás lo más interesante de esta estructura era la imposibilidad de desarrollar un cálculo analítico perfecto de la misma, pero que ello no justificaba una negativa a su empleo, ya que las ventajas de ligereza, de adaptabilidad al fenómeno resistente y de efecto estético parecían evidentes.”
Les dejo un vídeo en el que se desarrolla , y explican los cuidados que hoy por hoy, hacen en él para poder rehabilitarlo con mimoserio.
Algunas fotos de la rehabilitación
Imagen: Montse Garcés
Imagen: Montse Garcés