Revista Cultura y Ocio

Hombre lobo I: El furtivo, de Pedro Riera

Por Eltiramilla

Hombre lobo I: El furtivo, de Pedro RieraEn el pueblo de Castañares, famoso por su folklore de hombres lobo, después de un siniestro encuentro a medianoche el joven Eduardo empieza a sospechar que hay algo que acecha en el bosque. Su escepticismo acerca de la existencia de licántropos será puesto a prueba cuando una criatura monstruosa empiece a maquinar planes siniestros que tienen como objetivo el nuevo vecino del pueblo: un escritor del que se rumorea que es en realidad un cazador de hombres lobo.

Hombre lobo es una novela en la que apenas aparecen hombres lobo y en la que casi la mitad de la trama se centra en líos entre adolescentes estilo Física o Química que apenas tienen que ver con el argumento principal. Esto no tendría nada de malo de no ser porque hay un hombre lobo enorme y furioso en la portada, porque la sinopsis trasera del libro lo define como “una historia acerca de los procesos de cambio y los sentimientos de la juventud, rodeada de un ambiente de verdadera angustia” y porque la novela se llama Hombre lobo. Lo voy a decir alto y claro para que no haya ningún tipo de malentendido al respecto: en esta obra no aparece ningún hombre lobo (entendiendo “aparición” como “aparición relevante”) hasta casi llegado el final. Ni siquiera se deja intuir que a lo mejor no hay un hombre lobo y que quizá todo es una farsa (algo que quedaría muy bien en un ambiente pueblerino como éste, al estilo de El Bosque de M. Night Shyamalan), porque hay un par de capítulos sosos del licántropo tramando tonterías en su guarida que le quitan toda la emoción al asunto y que encima sólo existen para mostrarle al lector que, eh, hay un hombre lobo por ahí, que por favor siga pasando páginas. Yo entiendo que haya que atraer a los lectores con subtramas románticas y esas cosas (ahora que lo pienso, ¿realmente es esto necesario?), pero es que los líos de faldas, que encima ni siquiera son muy interesantes en comparación con, por poner un ejemplo similar, los de El Internado, se llevan muchísimas páginas de la novela sin contribuir nada al argumento principal. Este libro no ofrece lo que debe ofrecer (o sea, puñeteros hombres lobo). Por si fuera poca la indefinición, a Hombre lobo I: El furtivo le cuesta encontrar a su protagonista porque los primeros capítulos están narrados desde el punto de vista de un jefe de policía que tendrá muy poca relevancia en la trama real. No existe justificación alguna para esta manera de proceder. Y hablando del protagonista… Eduardo es un chaval tan genérico como su propio nombre: callado, noble y poco interesante en general. Se podría haber dado más juego a su afición por el atletismo (que también ocupa páginas y páginas), pero ni por esas. Hacia el final del libro su personalidad cambia hacia la de un personaje de tipo vengador de manera brusca e injustificada en la que no puedo profundizar sin soltar un spoiler de los gordos. Al menos no cae mal, el niño. Los demás personajes son totalmente corrientes e intercambiables, con la posible excepción del Amigo Ligón y Avispado. La Chica de Turno trata de ser la Excéntrica Estilo Manga, pero al final resulta ser una simple indeseable manipuladora que no se hace querer y cuyo interés por el protagonista (así como el interés que él siente por ella) es inexplicable. Pero ¡tranquilos! No todo son patadas en el cielo del paladar para esta obra. Los diálogos son buenos: no en el sentido de que sean brillantes ni memorables, sino de que se pueden leer en voz alta sin provocar hemorragias cerebrales. Funcionarían muy bien en una película. Se presta atención también al entorno a la hora de plantear una escena, cosa que siempre se agradece. El autor logra transmitir al lector que los personajes habitan espacios en los que pueden tropezar, correr, caer y tantear en medio de la oscuridad; de hecho, la puesta en escena está tan bien cuidada que me choca que el resto de la novela sea tan mediocre. Todo esto me hace pensar que esta historia funcionaría mejor como guión de cine; además, en una película puedes justificar la ausencia del hombre lobo escudándote en la falta de presupuesto. Para que me entendáis, esta novela se lee como si fuera uno de esos telefilmes que dan por las tardes en Antena 3.

Es muy importante que una obra sea coherente con la historia que pretende contar, con el tono que imprime el comienzo de la misma y con las expectativas que su planteamiento genera en el lector. Hombre lobo I: El furtivo no cumple ninguno de los tres requisitos y sólo una escritura correcta (ni buena ni mala: correcta) la salva de la quema. Los que abran el libro esperando encontrarse con una versión más adulta del Pesadillas de R. L. Stine se llevarán un chasco; los que busquen líos amorosos, en cambio, tienen… un montón de obras mejores donde elegir. Este libro podría haber jugado la baza del hombre lobo clásico sanguinario de toda la vida, así como la del “pueblo español perdido en el monte”, para alejarse del crepusculado licántropo que ahora está de moda; y bueno, en cierto modo lo intenta. El resultado final, por desgracia, es ineficaz y aburrido, y no tiene brillo ni esencia. Parece ser que ésta es la primera parte de una serie que yo no me pienso leer. Le deseo a Pedro Riera la mejor de las suertes, pero yo, por mi parte, me bajo del tren.


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