Natxo Frances / EFE vía The Objective
La nieve es esa lluvia que no suena, que nos hipnotiza por el silencio que deja y que tan sólo el recuerdo trata de hacer repicar. Como la memoria, funciona por acumulación: bastan unos cuantos recuerdos para que se desencadene la melancolía. Siempre que veo caer los copos del cielo me acuerdo de aquellos versos primigenios de Julio Llamazares: “Mi memoria es la memoria de la nieve./ Mi corazón está blanco como un campo/ de urces”. Sigue leyendo en El Subjetivo…
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