Felices fiestas les desea la Unidad de Homicidios de Baltimore, donde un Santa Claus de porexpán cuelga de la puerta de la oficina anexa, con el rostro destrozado por un profundo y sangriento disparo a bocajarro en medio de la frente del viejo santo. La herida se hizo con un cortaplumas, la sangre con un rotulador, pero el mensaje está claro: Santa, tío, que esto es Baltimore. Ándate con cuidado.
"Homicidio" de David Simon