Escribo esto desde un smartphone, tecleando lo más dignamente que puedo con dedos temblones. Me las apaño para pulsar siempre dos letras en vez de una, dita sea, humillación agravada por esa rayita roja que aparece debajo de cada barbaridad que escribes.
Noto que mi pensamiento se constriñe, forzado a expresarse y adaptarse a esa ventanita blanca por la que apenas atisbas lo que habías escrito antes. Estamos en tiempos de microargumentos y frases llamativas, para los cuales este cacharrito va de perlas. Se acabaron las prosas complicadas, propias de pantallas grandullonas, donde al menos podías percibir que el conjunto de lo escrito no valía un pimiento.
Y la moda va a mas, vendiéndose ya los pequeños mas que los pcs. Que viva la internet de juguete y abajo los textos, por tanto. Y la puta batería que se acaba.
Besitos