Revista Sociedad

Hoy me he levantado optimista

Publicado el 19 junio 2011 por Tiburciosamsa

Siempre he defendido que seguir la actualidad política birmana es un ejercicio frustrante. Por cada paso adelante que se produce, hay diez pasos hacia atrás. El esquema más habitual suele ser: el régimen comete una tropelía un poco más gorda que las habituales (por ejemplo la masacre de Depayin en 2003); la comunidad internacional le critica con más severidad que de costumbre; el régimen hace alguna concesión graciosa (por ejemplo, permite la visita del Relator Especial de los Derechos Humanos para Birmania y que se entreviste con Aung San Suu Kyi); la comunidad internacional se confía y olvida la tropelía cometida; el régimen vuelve a las andadas y regreso a la casilla de salida.

Sin embargo, hoy me he levantado optimista y quiero pensar que el vaso está un cuarto lleno y que los leves cambios producidos en Birmania en los dos últimos meses indican que algo se mueve y que una cierta evolución es posible.

Tomemos el ejemplo de Aung San Suu Kyi: 1) Fue puesta en libertad el pasado noviembre (positivo); 2) Los medios de comunicación oficiales no informaron sobre su liberación (negativo); 3) En estos meses se ha permitido a Aung san Suu Kyi una libertad de expresión bastante amplia: quienes la visitan ya no reciben la acostumbrada llamada de los servicios de seguridad para indagar sobre lo hablado, la delegación birmana a la Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo no formuló ninguna protesta ante el hecho de que fuera a haber una alocución pregrabada de Aung San Suu Kyi, recientemente participó en una videoconferencia con la Universidad de Hong Kong… (positivo). En fin, que parece que en el caso de Aung San Suu Kyi lo positivo excede con creces a lo negativo. La prueba de fuego será si la dejan realizar la gira por el país que ha afirmado que quiere hacer.

Aunque de iure está disuelta, se permite de facto a la Liga Nacional por la Democracia que siga funcionando. Sus miembros siguen sometidos a vigilancia por las autoridades, pero ya es algo que les dejen hacer. La LND ha convocado una reunión para el 20 de junio de un centenar de sus juventudes para unas jornadas de convivencia y formación política en las que colaborarán la Universidad de Hong Kong y la Universidad Nacional de Singapur. Si la reunión se realiza finalmente sin problemas, será un poderoso indicio de que los vientos de cambio son reales.

El Presidente Thein Sein es una incógnita. La opinión generalizada es que está donde está por su lealtad perruna al tirano Than Shwe. Sin embargo, empiezo a creer que realmente quiere introducir algunos cambios. En sus discursos ha hablado de “buen gobierno” y “gobierno limpio”, expresiones desconocidas para Than Shwe y su camarilla. En abril Thein Sein nombró al reputado economista U Myint asesor presidencial. U Myint es amigo de Aung San Suu Kyi y hace años el poder le habría llamado para darle una somanta de palos, no para nombrarle nada.

Quienes han tenido ocasión con hablar últimamente con las autoridades birmanas, dicen que se percibe un cambio de talante. Se acabaron los tiempos en los que te ladraban o se enroscaban detrás de la doctrina oficial del régimen. También se acabaron los tiempos en los que cada ministerio birmano era un compartimento estanco; ahora parece haber cierta voluntad de coordinación.

En el terreno de la libertad de expresión se alterna una de cal con otra de arena. Las publicaciones especializadas han quedado exentas de la censura oficial previa. Pero internet sigue estando controladísimo y se ha prohibido el uso de CD’s y USB’s en los cibercafés. Asimismo en los cibercafés hay cierto control sobre los usuarios.

Uno de los grandes hitos se esperaba que fuera la amnistía que Thein Sein anunció a mediados de mayo. Ha ocurrido como me pasó a mí la vez que mi amiga modelo me prometió el polvo de mi vida ese fin de semana y me llevó a la casa que tenía su abuela en el campo que no la habían abierto en cinco años para que le ayudara a limpiarla. La tan cacareada amnistía ha quedado reducida a una reducción de las penas en un año de la que se ha beneficiado la portentosa cantidad de cincuenta presos políticos.

Sí, sé que suena decepcionante. Lo de la modelo. Lo de la amnistía, también. Pero esta mañana me he levantado optimista y quiero pensar que las cosas han empezado a cambiar para mejor en Birmania.


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