Cuando hacemos alguna comida familiar, después de los platos principales, el mejor colofón es un buen postre. El problema es que a estas alturas, ya nos hemos comido al Niño Jesús y nos hemos bebido el Ebro, por lo que según qué postre pongamos, nos arriesgamos a que nuestros comensales ya no den más de si.
Por otro lado, cuando el ágape es de cierta categoría, acabar con la sufrida naranja, tampoco queda muy fino por lo que o tiramos de pastelería o de postres preparados. El problema añadido es que en estos tiempos que corren tenemos los bolsillos más secos que un torrente en verano, y descartada la opción de la pastelería, poner un postre de marca blanca a palo seco encima de la mesa tampoco tiene mucho glamour que digamos. ¡Que no panique el cundo! ¡Aquí tenemos la solución!: El Chupito de Yogur Griego con Sorpresa.
Para hacer esta "delicatessen" para 6 personas se necesitan:
- 6 vasos de chupito tipo barrilete de 100 ml
- 4 yogures estilo griego de 125 grs (los de Mercadona son perfectos)
- 1 bote de mermelada de 250 grs de fresa
- canutillos de chocolate
- almendra laminada
- una bolsa de plástico transparente
Cogemos la mermelada (en este caso está hecha con mermelada de fresa, pero puede utilizarse cualquier otra que os apetezca: melocotón, albaricoque, frambuesa...) y la removemos con una cucharilla para romper los grumos de gelatina que pueda tener y dejarla en forma de crema en la medida de lo posible, a fin de poderla extender uniformemente.
Una vez removida la mermelada, con una cucharilla de postre pondremos en el fondo del chupito una capa de 1 cm como mucho, vigilando de no manchar las paredes del vasito. Agitamos suavemente el vaso con la mermelada para que haga una capa uniforme sin "montañitas". Repetimos la operación con el resto de chupitos.
Cogemos la bolsa de plástico limpia, la llenamos con el yogur griego y la utilizaremos a modo de manga pastelera cortando una esquina. Rellenamos de forma circular y uno por uno los chupitos -ya con la mermelada- hasta un par de milímetros por debajo del borde. El yogur griego es menos espeso que la mermelada por lo que no hace falta agitar para homogeneizar, ya que su propio peso rellenará los huecos e irregularidades que pudiera haber.
Una vez puesto el yogur, ponemos un poco de canutillos de chocolate por encima para hacer el contraste con el blanco del yogur y acabamos echando unas cuantas láminas de almendra en el centro de cada vasito... y ¡voila!
Si quisiéramos podríamos servirlos ya directamente, pero personalmente me gusta tenerlos un rato antes en la nevera, ya que al estar frescos encuentro que tienen un comer aún más agradable.
¡Espero que os guste!
Chupito de Yogur Griego con Sorpresa