Te compras el coche de tus sueños hoy, digamos que es un Ferrari. Pones todo tu esfuerzo y ahorros en él porque de verdad te encanta (puede ser otra cosa que no sea coche, imagínenlo)... ¡y ya lo tienes!
Lo cuidas más que a tus hijos, lo lavas, lo tienes ordenadito por adentro, no dejas que suban comida, te estacionas lejos para que nadie te lo raye, le tienes los niveles checaditos, le pones la mejor gasolina... en fin, todo lo que el coche necesite para estar perfecto.
Ahora imagínense que ese Ferrari son ustedes, es su cuerpo. ¿Lo tratan así de bien? ¿O por qué tratan mejor al Ferrari que a ustedes mismos?
Volvamos a que se acaban de comprar el Ferrari pero no lo lavan en un mes, lo tienen llenos de basura por adentro, le echan una taza de azúcar donde va la gasolina... y ahora piensen cómo se quieren tratar ustedes.
Recuerden que todo se trata de salud, todo se trata de cómo se sienten y de su calidad de vida. No es hacer una dieta, es cambiar de hábitos. Y al principio todo mundo les va a preguntar por qué hacen lo que hacen pero después les van a preguntar cómo lo hicieron.
Escrito por Fernanda Rodríguez del Peón