Tras las avenidas y las lluvias, todo está lleno de barro. Esto nos brinda una ocasión única para poder observar las huellas de los animales. Lamentablemente, no voy al monte hace mucho tiempo, y tan sólo tengo ocasión de darme una vuelta por los entornos de la Expo 2008 cuando llevo a mi hija a patinar.
En una zona interior, en un hueco donde el agua se queda atrapada con las avenidas, y con el agua algún que otro ser vivo, una capa de fino limo cubre todo el entorno. Ya no quedan peces en la poca agua que aún no se ha evaporado, ya que las garzas patrullan cada uno de estos lugares y los esquilman de vida, acortando así la agonía de los peces que se quedaron atrapados. Tan sólo aquellos que son de gran tamaño quedarán expuestos al sol. En las orillas de estos lagos accidentales, se descubren las huellas de garzas, chorlitos y patos que llegan a aprovecharse de los animales atrapados. Igualmente, se ven muchas huellas de perros aquí y allí, ya que una zona tan próxima a la ciudad está repleta de viandantes que pasean con sus perros que inexplicablemente campan sueltos, no sólo en las zonas más urbanas del parque, sino que también van sueltos en las zonas más naturales. Entre las huellas de unos y otros, no son raras las de tejón, gineta o zorro, que son los mamíferos silvestres que más indicios de su presencia nos dejan. Al ser estos rastros archiconocidos, para un rastreador sólo queda la opción de buscar rastros más raros. Y con suerte encontré uno de estos rastros. Se trata del rastro de un zorro que se desplazaba al galope. En la foto se percibe un grupo completo de las cuatro huellas. Es en este tipo de marcha cuando mejor se marcan las características de las extremidades de los animales, y al aparecer las impresiones al completo, algunas personas confunden a sus autores ya que se salen de la norma. En este caso, podemos ver en primer lugar entrando por la izquierda, las huellas de la patas traseras, primero la derecha y después la izquierda. Al desplazarse a gran velocidad, estas huellas aparecen a gran distancia una de la otra. A más distancia a la derecha, aparecen las de las manos, primero la izquierda y después la derecha. En el galope, hay un momento en que ninguna de las extremidades del animal tocan el suelo y todas las extremidades trabajan a la hora de impulsar el cuerpo.
No es el caso del salto, en el que el impulso descansa siempre sobre las extremidades traseras. En este caso particular, las huellas de las patas delanteras muestran la impresión del talón de la mano, un hecho inusual en otro tipo de marchas y que es lo que les confiere un aspecto que muchos no relacionarían con unas huellas de zorro.
En otro de estos “lagos” cercanos, pude encontrar un grupo de huellas del mismo tipo, desplazamiento al galope pero en este caso eran de perro. En el detalle de la huella de la mano que aparece abajo, podemos contar cinco dedos, ya que marca ese primer dedo que todo el que tiene perro puede ver, y que pese a que no es funcional en este caso ha dejado impresión en el barro debido a lo forzado de la posición de las extremidades. Igualmente ha dejado impresión del talón de la mano, que generalmente tampoco dejan impresión por estar situados demasiado arriba.
He visto en algún blog por la red huellas de zorro, en el que las manos han marcado los cinco dedos y el talón, y han sido expuestas como huellas de garduña, y en el caso de las de perro se han confundido con las de nutria. Conviene que veamos la gran distancia entre el grupo de las almohadillas principales y el del primer dedo y del talón, que marcan la diferencia con las de los mustélidos, generalmente más agrupadas.