Huellas y manchas, de Jordi Sierra i Fabra

Cecilia solo tiene 17 años y ya siente que su vida la supera. Amigas queridas de las que se está alejando. Una relación tranquila con un muchacho al que no está segura de amar. Un primer amor perdido en su mundo de soledad y ordenadores. Y una madre enferma terminal de cáncer a la que tiene que cuidar ella sola. Cuando el final se acerca llega el momento de hacer las preguntas importantes que tanto callaron ambas: ¿dónde está su padre?, ¿qué llevó a su madre a irse a Estados Unidos sola, tan lejos de todas las personas que conocía?, ¿por qué volvió y nunca habla de lo que hizo allí? Poco a poco Cecilia irá descubriendo los secretos del pasado de su madre y cómo estos tienen repercusiones inesperadas en su presente.

El sello Plataforma Neo se estrena en el competitivo mundo de la literatura juvenil con Huellas y manchas, de Jordi Sierra i Fabra, obra ya publicada en 2007 en catalán bajo el título L’emprenta del silenci. Estamos ante una novela de corte realista, sin segundas partes ni continuaciones sorpresa. Breve y de lectura rápida. Concisa en la forma de presentar la historia y los personajes. Sierra i Fabra conoce el oficio y sabe qué contar y cómo hacerlo para presentar personajes y argumentos con mínimos elementos pero dando la máxima información. En el libro no se echa de menos nada ni sobran páginas, son las necesarias para contar una historia de amor entre una madre y una hija, los secretos que se ocultan y la manera en la que estos llenan de miedo el presente. Dos mujeres fuertes, cada una a su manera, son las protagonistas de esta historia. Cecilia, una adolescente obligada a madurar antes de tiempo. Herida, asustada y con la gran responsabilidad de cuidar de una madre que se muere. Un personaje lleno de contradicciones y miedos. Y su madre, Esperanza, enferma terminal que en sus últimos días pondrá en orden sus asuntos. Alrededor de estos dos personajes (muy bien caracterizados por medio de frases breves y buenos diálogos), una constelación de muy correctos secundarios que van abriendo el abanico de temas; el dolor del primer amor, la paternidad, el silencio, la esperanza, la rabia adolescente, el miedo a la muerte y a la vida y al amor, el poder sanador y evocador de la música, los años sesenta, los secretos que guardan las familias, el dolor de madurar, etc. Temas que aparecen en gran parte de la obra juvenil realista de Sierra i Fabra y que a los que hemos leído mucho a este autor provoca una ligera sensación de déja vú. Quizá esto sea el punto más débil de la novela junto con algún personaje secundario algo desdibujado. La sensación es que no hay sorpresas y que el escritor ha cumplido con oficio y buen hacer pero sin riesgo, jugando sobre seguro y sin implicación.

Huellas y manchas es una buena obra. Entretenida, ágil y por momentos muy emocionante. Escrita con el oficio del gato viejo que ha bregado con las dificultades del género y conoce sus mecanismos para construir una novela emotiva y conmovedora sobre el miedo a la muerte, al dolor, al rechazo y, sobre todo, a la vida.