Este deliciosísimo plato nos lo preparó mi hermana Meli para la cena de Nochevieja y el resultado fue espectacular.
El huevo es un alimento básico en nuestra dieta. Por término medio consumimos más de 13 000 huevos a lo largo de nuestra vida. Es importante que sean muy frescos y podemos saberlo con facilidad al sumergir un huevo en agua: si flota mejor no consumirlo. Si se hunde, está fresco y si emerge hacia la superficie va perdiendo frescura.
La explicación está en su contenido en agua. Al ir perdiendo su frescura, al agua del interior se evapora y es sustituida por aire. Obviamente, el mayor contenido en aire implica mayor flotación.
En casa nos encantan cocinados de todas las formas posibles: tortillas jugosas, fritos con puntilla, cocidos, en revuelto...¿Hay algo más rico que una buena yema líquida empapada en un trozo de pan con mucha miga?
Para 6 personas:
- 6 huevos frescos de tamaño mediano
- 100 g de boletus picados
- 100 g de jamón ibérico en virutas
- 1 trufa negra (un trocito, claro)
- aceite de oliva
- agua
- sal en escamas
- papel de film
Se rehogan las setas en un poco de aceite de oliva, hasta que estén blanditas. Se disponen en el fondo de los vasitos en los que vamos a presentar los huevos.
Se espolvorea con un poco de virutas de jamón en cada vasito.
Se pone en una cazuela el agua a cocer y, mientras, vamos preparando los huevos. Para ello se pone un poco de papel de film en el interior de una taza de té. Se casca el huevo y se introduce en la taza. Se agrega trufa rallada y se hace un saquito, cerrando con hilo de cocina o con una pinza de cocina.
Cuando el agua comience a hervir se meten los saquitos y se cuentan 4 minutos de cocción, ni uno más.
Se sacan de la cazuela, se pasan por agua fría para detener la cocción y se incorporan al vasito. Se agrega un poco de aceite de trufa (aceite suave con trufa molida) y unas escamas de sal y se degustan inmediatamente con una cucharita.
Todo revueltillo