Revista Cultura y Ocio
Desde la trágica desaparición de su padre, Hugo Cabret vive escondido en la estación de París, encargándose de dar cuerda a los relojes mientras observa con atención a los distintos pasajeros y tenderos a la vez que busca las piezas que le faltan para arreglar el legado de su padre: un misterioso autómata con un mensaje que no consigue descifrar. Cuando conoce a la joven Isabelle, Hugo conseguirá nuevas pistas que le guiarán en la mayor aventura en la que jamás se haya embarcado: conocerse a sí mismo.
La nueva película de Martin Scorsese ha sido toda una sorpresa por distintas razones: no sólo no aparece Leonardo DiCaprio de protagonista, sino que el famoso director abandona la exploración de los ambientes más violentos de la sociedad y opta por un cambio de registro, adentrándose en los dominios del cine infantil/juvenil al adaptar la novela La invención de Hugo, de Brian Selznick. Nada de lo que asustarse, puesto que a lo largo de su mítica carrera Martin Scorsese ha demostrado ser un director todoterreno, capaz de moverse con maestría en el drama criminal (Casino), el thriller psicológico (Shutter Island), los remakes (El Cabo del Miedo, Infiltrados) y el drama de época (La Edad de la Inocencia).
En Hugo, Scorsese se adentra en las convenciones del cine infantil de aventuras, propias de Harry Potter y Alicia en el País de las Maravillas, y despliega todo su poderío visual con su estilo de dirección dinámico (impresionantes movimientos de cámara que demuestran una planificación brillante de las escenas) y una ambientación sencillamente asombrosa, con todo lujo de detalles en la recreación de los escenarios del París de 1930. Eso sí, todo ello bien asentado sobre el guión de John Logan (Gladiator, Rango), que combina a la perfección las aventuras y los misterios en los que se ven envueltos los protagonistas con uno de los puntos fuertes de la película: el sentido homenaje que rinde al mundo del cine.
Scorsese no se limita a narrarnos la historia de Hugo, sino que construye toda una oda a la capacidad del cine para hacernos soñar, viajar a mundos extraordinarios y conocer a personajes con los que podemos sentirnos identificados. En el caso de Hugo, esto se consigue gracias a continuos guiños y alusiones a figuras del cine clásico como Charles Chaplin, Harold Lloyd, Buster Keaton y especialmente a Georges Méliès, pionero del trucaje de imágenes que juega un papel fundamental en la trama y da voz a reflexiones del propio Martin.
Hugo tiene todos los ingredientes de una gran superproducción, entre ellos una sobrecogedora banda sonora compuesta por Howard Shore (El Señor de los Anillos) que acompaña a las imágenes en todo momento y hace un uso muy curioso del acordeón para darle un toque "parisino" a la música. Además, el reparto combina los talentos de actores legendarios como Ben Kingsley o Christopher Lee con la joven pareja formada por Asa Butterfield (El niño con el pijama de rayas) y Chloë Grace Moretz (la niña prodigio de Kick-Ass), y cuenta con las apariciones de Sacha Baron Cohen (Borat), Emily Mortimer (Shutter Island), Ray Winstone (Infiltrados), Michael Stuhlbarg (Boardwalk Empire) y Jude Law. Como curiosidad, Johnny Depp también también participó en la película, aunque sólo como productor.
Martin Scorsese demuestra de nuevo su maestría en Hugo, película inscrita en el cine infantil y familiar capaz de emocionar a los espectadores con las aventuras de sus protagonistas y el sentido homenaje que rinde al mundo del cine.
*Lejos de tomarse un descanso, Martin Scorsese ya trabaja en sus dos próximas películas: Silence, su reencuentro con el actor Daniel Day-Lewis en una historia acerca de unos misioneros en tierras hostiles; y recientemente los estudios aprobaron su próximo proyecto, The Wolf of Wall Street, que supondrá su esperada nueva colaboración con Leonardo DiCaprio.