Revista Opinión

Hungría sin refugiados

Publicado el 23 abril 2016 por Cronicasbarbaras

El gobierno de Hungría, país poco más grande que Andalucía, con diez millones de habitantes y enormemente dependiente de la UE desde su adhesión en 2004, reta a la misma Unión plantando alambradas fronterizas para impedir el paso de refugiados e inmigrantes del medio oriente y aceptando concederle asilo únicamente a los cristianos.

La izquierda califica de fascista a ese gobierno presidido por Viktor Orban, miembro del Partido Popular europeo, como el PP español.

Pero sus portavoces se justifican alegando que el país sufrió invasiones musulmanas, como la otomana, que ocupó gran parte del territorio entre 1541 a 1699, y que propició más choques posteriormente.

Los húngaros todavía recuerdan la dictadura comunista, fruto de otra invasión reciente, la soviética desde 1949 hasta 1989; aunque ellos antes habían invadido la URSS con los nazis, tras unirse al Eje.

Fue en Budapest donde el embajador franquista Ángel Sanz Briz salvó del Holocausto nazi a 5.200 judíos alegando que eran sefarditas, y por tanto españoles.

Los nazis húngaros ayudaban a los alemanes, de lo que hoy queda algo maligno: 35 de cada cien húngaros son antisemitas; de ellos, 23 lo son mucho y 12 lo son moderados, según la encuesta de 2015 para el Instituto Median. Además, son dos antisemitas más que los de 2014.

Un caso complejo el de Hungría, con líderes democráticos, pero introspectivos, quizás por sus dificultades de comunicación con el exterior: su idioma es único, aislado, digamos, como el vasco, sin relación con los de sus vecinos.

Viktor Orban, además de rechazar refugiados e inmigrantes musulmanes propone leyes autoritarias como una de vigilancia de la prensa, pero él se defiende asegurando que debe mantener Hungría en paz, ajena a culturas y masas invasoras que rechazaron sus antepasados en dolorosas guerras.

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SALAS

Tira Salas 1924


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