Entré en una librería (una de las mejores pruebas para tantear una ciudad) y allí me encontré a una escritora-periodista española muy famosa con la que hablé algo. Lo cierto es que ahora no consigo recordar quién era, puede incluso que no fuera periodista, ni escritora y fuera Loyola de Palacio, pero en cualquier caso pensé que los mundos, esos que yo veía desde mi ventana tan lejanos, estaban más cerca de lo que parecía, sólo había que salir. En seis años he tenido la suerte de estar cerca de muchos grandes y escucharles, de ver cosas muy hermosas y participar en actividades emocionantes, pero ya sin la ingenuidad aquella, sin la admiración profunda, sin el golpeteo en el pecho al ser arrollado por lo sublime. ¿Se puede tener nostalgia de uno mismo? ¿Podemos recuperarnos a nosotros mismos?
