Revista Cultura y Ocio

Ignacio(s) y Nacho(s)

Publicado el 23 abril 2017 por Icastico

¿Cómo coño va a aguantar la hucha de las pensiones o cualquier otra mientras la controle la misma familia que comparte siglas con esa patulea infame sin principio alguno nacida para el saqueo? España debía ser un país super millonario. No remata el día hasta sin aparecer la última fechoría del canalla sin escrúpulos de turno que juró servir fielmente a su pueblo. Y aparentemente seguimos a flote, aunque tal vez a la deriva, como mínimo moral. Somos los apestados de Europa. Allí tienen por lo menos una forma más elegante de hacérselo, menos chabacana.

Tierra, la nuestra, en la que campa una jauría de canallas. Elegantes. Traje y corbata, afiliados al partido absolutista, al de las “pes”, de permitido, de podrido, de Padrino. Una vez que proclaman que nunca metieron la mano en la caja quedan declarados carne de trullo, no falla. Y, stricto sensu, no mienten, no la metieron en la caja, que eso es de raterillos sin futuro. No, lo hicieron en el Canal de Isabel II, que es último el ejemplo, basado en hechos reales.

Con la suerte de estar rodeados de ciegos. Cuanto más alto es el cargo o responsable de que eso no ocurra más amplio es el espectro de achaques oculares. Desde cataratas a la nueva enfermedad: el “nomeconsta”. Mal que afecta a presidentes de gobiernos, autonómicos o nacionales, secretarios generales, etc. Pobres, debe ser terrible. Esperanza Aguirre, verbigracia. Parece ser que después de lo de Ignacio González alcanzó la categoría de apestada para el aparato. Fin de trayecto. A esta ciega no le van a dejar ni un bastón, para que se despeñe de una puñetera vez. Así se las gastan en su casa política. Categoría que alcanzó Rita Barberá, Q.E.P.D, que tantos “éxitos” para su partido cosechó cuando la justicia lo permitía todo y pecaban por eso de un tremendo exceso de confianza. Rita, recibiendo alabanzas de sus colegas un cuarto de hora antes de ser repudiada. Y tuvieron los webos de culpar de su muerte a la prensa, entre otros, por la crucifixión mediática. Fue el hígado quien la mató, sin entrar en detalles.

Como si no supieran que la financiación irregular es práctica habitual, como otras irregularidades. El aparato tiene tortícolis crónica de mirar para otro lado. La técnica es no saber nada hasta que se sabe públicamente. Hasta que lo sé yo mismo. El laissez faire. Entonces se desayunan con la noticia y proclaman a los cuatro vientos, despelucados, que fulano les defraudó, que no tenían ni puta idea (NPI). Con perfecto cinismo. Si el guión lo exige incluso lloran. En algún caso (Cristina Cifuentes) dice que aportaron informes del chanchullo. Va de guay. Cuando el cadáver ya apestaba. Así son, señores. Ella tampoco sabía nada, tras 26 años en el partido. Esta gente, cuyo poder se cimenta en la información, lo sabe todo cuando quiere. Menos lo que conviene no saber porque obligaría a emprender acciones que la apartarían del club. En cualquier empresa, por mediocre que sea, no tener NPI conlleva ir a la puta rue. Pero a estos le consentimos todo (en las urnas), ¿cómo no se van a reir de nosotros?

Estábamos pendientes del ático de super lujo de Ignacio, supuestamente una comisión según la policía y resultó ser pecata minuta porque nos sale el hombre con un repoker de delitos. Tan supuestamente que va directo a la trena, incondicional y sin fianza. Algo gordo, de 23 millones de euros para arriba, que esta gente no se anda por las ramas. Y media familia también desfiló por el mismo asunto. Un hermano de González investigado por el reparto de comisiones en contratos (de una empresa pública) con diversos países, entre ellos Venezuela. Cuando conviene no existen populistas y populismos.

No, señores, no pongan cortafuegos en la Comunidad Valenciana, la Murciana, la Madrileña y las que desconocemos. El incendio es nacional. La corruptela es una metástasis. Está en el ADN. La Aguirre tiene su oficina en la sede “genovesa” del PP, edificio con maravillosas vistas para otro lado. Aunque estén rodeados de Ignacios y Nachos, con perdón de un amigo y seguidor que se llama igual. Se meten en las venas y arterias de las Instituciones en la que tienen sus tentáculos, que es en todas, hasta que la secan. Y por si fuera poco cuentan con colaboradores necesarios dentro del propio gobierno que avisan al canalla de una posible intervención telefónica o fiscales que entorpocen la acción judicial, ambas cosas supuestamente, dios me libre. Por no hablar de esas empresas que figuran en la trama Lezo (la del Nacho) y entre las cuales figura Indra, ¡que lleva el recuento de los votos en diversas elecciones nacionales! El sumario contiene evidencias de que pagó 700.000 euros de facturas que debía el PP a cambio de contratos con la Agencia de Informática (“inflado de contratos”). España debía llamarse Espuña, que es una importante fábrica de embutidos.

Luego están los otros ciegos, de rencor crónico a pesar de que su Paco ganó la guerra y exterminó cualquier vestigio de enemigos. Ciegos concientes o inconscientes que votan a sus canallas. Son legión. ¡Viva Espuña!


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