Revista Expatriados
Como una imagen vale más que mil palabras, hoy traigo algunas imágenes que ilustran lo que Myers decía en su libro “The cleanest race. How North Koreans see themselves- and why it matters”.
Esto, que parece una felicitación navideña, es la sagrada familia norcoreana: Kim Il-Sung, su mujer Kim Jong-Suk y el pequeño Kim Jong-Il. Al igual que los evangelistas hicieron que Jesucristo naciera en Belén para que cuadrase con las profecías del Antiguo Testamento, los biógrafos norcoreanos hicieron que Kim Jong-Il naciera en una bella cabaña en la mítica montaña Paektu, que es un sitio más bonito para nacer que un barracón en un cuartel del Ejército soviético.
¡Cualquiera diría que los niños están contentos porque ha venido Papá Noel! Pues, no, todavía mejor. ¡Ha venido Kim Il-Sung!
Éste debe de ser el bravo centinela de la canción cumpliendo su sueño de colocar su cabeza sobre el pecho paternal de Kim Il-Sung.
Dejad que los niños se acerquen a mí, aunque sea en este paisaje kitsch.
Parecen dos malos de una película de James Bond, discutiendo la manera de apoderarse del mundo.
¡Qué profunda tristeza! Kim Il-Sung se nos ha muerto. Menos mal que nos quedan Kim Jong-Il…y la bomba atómica.