Nunca he sabido llevar bien eso de que me obliguen a hacer lo que no quiero y sobretodo cuando no quiero.
En cambio, si me permiten hacer lo que quiero, cuando quiero y del modo que quiero, ahí se dispara mi creatividad, mi rendimiento mejora exponencialmente y mi motivación es casi infinita, aunque supongo que eso nos pasa a todos.
Entiendo que halla una jerarquía, normas y leyes que cumplir, ese no es mi problema, pero siempre me remito a la misma frase recurrente:
” No es lo que dices, sino como lo dices”
Las imposiciones no tasan muy bien con mi carácter, quizás durante mi infancia, sufrí demasiadas imposiciones en diferentes ámbitos de mi vida ( familia, colegio, amigos) y por ello curtido en esas batallas he desarrollado inconscientemente una antipatía o rechazo hacia ese mandato impositivo que algunas personas ejercen sobre mi.
No se trata de libertinaje, ni anarquía, si no de libertad, respeto y armonía entre las relaciones que establezco con los demás, estén en el poder que estén. El equilibrio entre las relaciones ha de ser de igual a igual, para que conmigo, fluya la relación entre ambas partes.
Me abro en canal, sin resistencia si estos parámetros se dan con regularidad, dejando atrás mis miedos, esforzándome por agradar y olvidándome de mi pasado, levantando mis barreras y aprendiendo a dar, sin recibir nada a cambio.
Pero si estas condiciones no se dan, soy terco, mis defensas se anclan convirtiéndose en impenetrables, mostrando a un David distante, desconfiado, receloso y egoísta en definitiva, una persona a la que no me acostumbro y en un papel en el que no me siento nada cómodo.
Pero la edad me va atemperando, me deja anticiparme y ser un poco mas paciente. El trabajo es diario, cada día aprendo, por ello trato de rodearme de esas personas que son tolerantes, que me aportan frescura y una dosis de armonía que me alegre mi Camino de Vida.
Os doy las gracias, porque desde aquí puedo expresarme libremente y desahogarme, con la intención solo de plasmar mis emociones y pensamientos, sin ánimo de aleccionar a nadie y menos de imponer idea alguna, saberme leído de vez en cuando me reconforta y entendido por los que me quieren eso me enorgullece.