
Damián
La dependienta del bazar chino, 1995
Me doy cuenta que hay gente que va por la calle sin imaginar que salta precipicios al bajar de una banqueta, que la cajera es en realidad un vampiro maquillado para vivir de día, que las maestras que cuidan la fila son unas brujas que comen niños en taquitos dorados, por puro placer.
En esta gran pecera que se rompe cada noche, todos despertamos y acomodamos los pulmones al nuevo sol.