Revista Cultura y Ocio

Isabel II de España

Publicado el 03 abril 2015 por Universo De A @UniversodeA

Isabel II de España

Isabel II es probablemente uno de los personajes más desconocidos y a la vez más injustamente difamados de nuestra historia; su vida, sin ser muy conocida (quizás porque no sabemos tener en suficiente consideración y vender lo propio, al contrario que otros países), es tan trágica como apasionante, de hecho, bastante más que la de otros personajes históricos mucho más conocidos.

Introducción biográfica

Consultar la segunda parte de mi artículo “Reinas trágicas”.

Es uno de mis “Grandes Personajes” porque…

Desde que apenas sabía de ella me resultó interesante, no sé porque, tal vez sea porque los personajes históricos femeninos siempre poseen un atractivo especial… en cualquier caso, la idea de esa Reina lidiando con los primeros experimentos de sistemas liberales es cuanto menos interesante.

Y cuando me documenté sobre ella y supe más, llegué a la fascinante conclusión de que Isabel II era como una de esas Princesas de cuento de hadas (como las de Disney, por poner un ejemplo) y un experimento de como hubiera sido la vida de uno de estos personajes ficticios en el mundo real (acerca de esto también reflexioné en dos relatos cortos de ficción, divididos en una primera y segunda parte). Y es que Isabel II era todo bondad, ingenuidad y buena voluntad… pero las buenas intenciones no siempre son suficientes, rara vez se tienen en consideración si no llegan a buen puerto, y lo cierto es que la inocencia no exime nunca de la tragedia.

Y en eso último se parece mucho al movimiento artístico que dominó parte del siglo en el que reinó, el romanticismo, y es que Isabel II fue una perfecta representación del momento: la caída y desfase de los valores aristocráticos frente a los cada vez más pujantes burgueses, se representó magníficamente en los vaivenes de esta monarca, perdida y no preparada para los definitivos cambios que sacudirían el siglo, y que fácilmente podría haber sido la protagonista de una de aquellas grandes novelas decimonónicas. Con razón Galdós se entrevistó y escribió sobre ella, dándole el tan literario apodo de “la Reina de los tristes destinos”, ya que la realidad siempre supera la ficción.

Y es que tuvo una vida tan extremadamente azarosa, e incluso tan desmesuradamente trágica que en ciertos aspectos muchas cosas resultaban cómicas (hay una línea muy fina entre la tragedia y la comedia; si la primera se exagera mucho, acaba convirtiéndose en la segunda); y lo sorprendente es que fuera ya desde niña, otras figuras históricas con vidas difíciles, al menos salvan una parte de la vida que sí es de felicidad, pero en este caso no hubo ningún descanso, sin que ella apenas tuviese consciencia de nada, ya había tremendos conflictos alrededor. Quizás, otra cosa fascinante de ella es que a la vez lo tuvo todo y no tuvo nada, y finalmente pasó de ser lo más importante a no ser nadie, enterrada en vida, algo que queda menos grandilocuente que algo como una ejecución pública, pero que no deja de ser incluso mucho más trágico.

Algunos de los momentos que más me impresionan de su vida fueron la difícil infancia, ya en una “cuna mecida por las balas”, y como ya tan de pequeña corrió peligro su vida; todo el aislamiento al que en realidad estaba sometida a pesar de estar siempre rodeada de gente (quizás demasiado), pero toda interesada, es más, quizás lo más terrorífico de su vida es como todo el mundo pretendía utilizarla como un instrumento para sus propios intereses, de hecho, quizás su caída se debió muy principalmente a que llegó un momento en que ella dejó de permitir eso. Y por supuesto, toda la “comedia” de los momentos más esenciales de su vida, como la proclamación de la mayoría de edad o el matrimonio, en el que se tenía de todo en cuenta, excepto a ella. El final terrible, abandonada y traicionada por todos, no deja de ser también quizás, otro de los puntos más álgidos en la tragedia de su vida; quizás su gran problema fue que la política siempre la persiguió implacablemente, pues toda su vida se vio determinada por intereses que muy poco la tuvieron en cuenta personalmente, y además la venció; algo en cierto modo lógico, de una ciencia en la que prima la idea de que el fin siempre justifica los medios, frente a una persona que sólo pensaba en el bien ajeno.

Por ello, lo que más me fascina de ella, a nivel personal, es su bondad, su capacidad para seguir creyendo en lo bueno del mundo y en mantener sus buenos valores a pesar de las múltiples decepciones y traiciones que sufrió a lo largo de su vida, incluso por parte de quienes más la deberían haber apoyado; cualquier otra persona fácilmente se hubiera podido sumir en la amargura y el cinismo, pero ella siempre mantuvo su idealismo, su bondad natural, buen humor, e incluso una gran humildad. Y por supuesto, no se puede dejar de mencionar su generosidad, a todos los niveles, tanto moral como económico y de cualquier otro tipo. Por eso, considero que es de admirar su ánimo, su capacidad para salir adelante y mantener siempre el optimismo, la alegría de vivir y esa campechanía, bonachonería y, porque no decirlo aunque sea típico, ese casticismo, que la hacía tan querida y conocida.

Isabel II de España
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Isabel II de España
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