Revista Cultura y Ocio
Hoy he querido dejar todos los temas culturales a un lado porque lo ocurrido ayer en París fue horrible. El ataque contra la revista Charlie Hebdo por parte de un grupo terrorista nos sacudía ayer, conociendo que doce personas fallecieron durante el atentado y otras tantas resultaron heridas en el proceso.
No me extraña que la gente se haya lanzado a la calle para mostrar su apoyo y es que esta noticia nos ha estremecido a todos por las repercusiones que tienen. ¡Estoy orgullosa de la respuesta de la gente! Ojo, me refiero a todos aquellos que han salido fuera a manifestarse portando pancartas, donde se lee que no tenemos miedo de lo que esos asesinos puedan hacer.
“Libertad” según la quinta acepción del diccionario de la Real Academia Española se define como la “facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres”. ¡Y nadie nos va a quitar eso! Por muchos kalashnikov que empuñen, sin importar la violencia que empleen contra nosotros y es así porque está entre nuestros derechos poder pensar y decir opiniones diferentes a las del resto.
Ningún artículo, caricatura u opinión merecen la muerte de una persona. Todos esos trabajadores estaban en su derecho de escribir y dibujar todo lo que quisieran como opinión satírica. ¡Porque estaban en su derecho! Es una salvajada que alguien piense en matar solo por las viñetas que tratan sobre un profeta.
Pero los radicalismos no entienden de estas cosas, se limitan a liquidar a aquellos que no siguen sus mismas creencias y arrasan con todo lo que ha costado construir durante tantos años. El fundamentalismo, el radicalismo religioso es una verdadera lacra para la sociedad y por desgracia aún existen infinitos focos en todo el mundo.
Ellos nos ven como el enemigo con el que tienen que acabar. La Yihad como ellos la llaman es su forma de ir contra nosotros, de atentar contra todo lo que nosotros hemos construido a lo largo de los años y solo quieren dejar un escenario de violencia tras otro. Eso es lo que son, para lo que viven y por lo que muchas veces se inmolan.
Personas cegadas por el odio, por la creencia y por la superstición. ¡Ojo! Todos sentimos tristeza por lo ocurrido ayer, pero no es momento de generalizar y muchísimo menos llevarnos por la indignación que podamos sentir. Hay que diferenciar entre árabes, musulmanes y yihadistas. No son la misma persona, no persiguen los mismos intereses y no podemos tratarles de la misma manera.
Temo por experiencia que toda esta situación desate la islamofobia en toda Europa, algo que tampoco me agradaría porque la mayoría de esas personas no son partidarios del yihadismo y no se merecen un trato cruel por parte de nadie. De hecho, eso puede generar más rencor entre todos y solo permitiría que estos indeseables capten a más gente para su causa. ¿Realmente queremos eso?
No soy partidaria de la violencia en ningún aspecto de la vida, pero tengo una opinión muy firme sobre lo que puede pasar y en lo que pueden desembocar los últimos acontecimientos. Me encantaría equivocarme, pero la Historia no me ha demostrado lo contrario y todo indica lo que pienso ahora mismo.
Por último, quiero deciros que no tenemos que tener miedo de estos asesinos porque eso es justamente lo que quiere, lo que buscan en cada una de sus acciones y darles esa satisfacción es afianzar el pensamiento que tiene ahora mismo. La libertad de expresión en general y la libertad en particular están por encima de cualquiera.
Somos libres de pensar, escribir, dibujar, ver, decir, hablar o componer cualquier cosa que queramos. Sin barreras impuestas por nuestros gobiernos y sin kalashnikov que nos apunten a la cabeza como a los trabajadores de Charlie Hebdo. Respetar las opiniones de los demás es la base de todo y hoy es un día triste para Francia en especial aunque también para el resto del mundo.
En mi blog sabéis que no trato temas políticos, pocas veces me veréis hablar de cosas relacionadas con la vida cotidiana y no suelo salir del mundo cultural porque este espacio es mi “refugio”. Pero como opinadora de series, películas y libros me siento en la libertad de decir lo que pienso al respecto.
Condeno la barbarie, la atrocidad cometida esta semana en Francia y espero que estos desalmados paguen por el crimen que han cometido. Nadie puede asesinar en nombre de ningún Dios, ningún profeta o como respeto a una religión. Porque si Mahoma levantara la cabeza ahora mismo se sentiría avergonzado por la errónea interpretación que se ha hecho del Corán y en lo que se ha convertido parte del Islam.