Revista Cine
Director: Chad Stahelski
Vaya que odio los malditos fines de semana, viejo... El año pasado comentamos "John Wick", una película de acción sorprendentemente buena que a mí me gustó en especial por la ferocidad con que el protagonista ejecutaba una despiadada venganza de motivos ridículos a los ojos de los demás (le roban el auto y le matan al perro; por lo segundo me parece que la matanza que emprende el John Wick está la mar de justificada). Además, las secuencias de acción estaban bien coreografiadas y rodadas, y qué se puede decir, la película es tremendamente deslumbrante en su violenta simplicidad. Se anunció que habría secuela, y aunque en un inicio me pareció una jugada cuestionable, básicamente porque dudaba de que se pudiese replicar un conflicto tan potente y tan único, me encuentro con una película tan bien hecha y tan disfrutable como la anterior: cine de acción de calidad, oh sí.
John Wick no descansa...
"John Wick" comienza con el protagonista continuando su búsqueda de retribución, demostrando que sigue siendo tan letal como siempre. John Wick tiene otro perro: un simpático y buena gente pitbull. Y justo cuando pensaba que por fin podría empezar a vivir su retiro, llega un italiano que le pide un enorme favor. Las circunstancias obligarán al asesino a cumplir con su misión, y he acá de nuevo la lección: no te metas con John Wick. La película es de un ritmo y una acción trepidantes, ejecutadas con pulso firme y una atractiva visualidad, y resulta aún más atractiva gracias a este fascinante microcosmos de asesinos profesionales, con todo el rollo de las monedas, de los hoteles en donde no puede correr sangre, de fastuosas sociedades secretas escondidas tras humildes fachadas locales, de un submundo que funciona bajo las narices de la gente común y corriente, de estas reglas sagradas que hasta el más sucio sicario debe obedecer, entre otros elementos que resultan irresistibles para un sujeto tan simple como yo.
Tendrá cosas curiosas, como eso de que la mayor parte del tiempo John Wick prefiera el combate cuerpo a cuerpo por sobre las balas (resulta aún más curioso que los enemigos prefieran el combate cuerpo a cuerpo... todavía más que un simple mecánico gordo quiera pelear ante un experto en artes marciales o qué sé yo) o que, ya estando en una lluvia de balas, los enemigos se acerquen peligrosamente a un John Wick que los despacha fácilmente (por tenerlos tan cerca, se entiende). Pero si has visto películas de yakuza en donde una escoria armada con un palo de madera puede enfrentar a un mar de policías o rivales que cargan armas de fuego, oye, entonces no resulta difícil hacer la vista gorda ante lo de "John Wick" y disfrutar un torrente de acción bien hecho; por lo demás, el tipo ejecuta a sus enemigos con una imaginación y un estilo imposibles de ignorar.
Y el final asegura una tercera entrega aún más intensa y recargada, y yo no hallo la hora de que John Wick llegue a patear culos (y que el perro siga vivito y coleando, por favor).
John Wick no se detiene...