El suyo es un cine que no entiende de barreras entre ficción y documental, la suya, una mirada cuya incisión en la investigación artística no tiene parangón. Hijo predilecto del Zinemaldia (el año pasado presentaba "La noche que no acaba," hace cuatro años ganaba el Premio FIPRESCI con "Los Condenados") Isaki Lacuesta es un cineasta polifacético en todas sus vertientes, que ha asumido de manera ejemplar la apertura de los nuevos horizontes creativos que el cine y el audiovisual deben afrontar en la actualidad. Una nueva prueba de ello es su presencia por partida (y paso) doble en esta 59 edición del festival. "Los pasos dobles" está a concurso, "El cuaderno de barro," fuera de él (y presente en filmin). El asunto es que ambos estuvieron en Donosti y que ambos tienen a Miquel Barceló como nexo común. ¿La novedad? Además de pintura, documental y ficción, suena a western. Son "Los pasos dobles" de François Augiéras, o lo que es lo mismo, la Concha de Oro de Isaki Lacuesta.
¿De qué va?
La mejor forma de huir de tus perseguidores sin dejar rastro es caminar hacia atrás, sobre tus propias huellas. Eso creía François Augiéras, que cubrió de pinturas un búnker militar en el desierto y luego lo dejó hundirse en la arena para que nadie lo encontrara hasta el siglo XXI. ¿Pero quién es Augiéras? ¿Legionario, pintor, escritor, pistolero, santo, ladrón, diablo o una mezcla de todo ello?.
¿Quién está detrás?
Isaki Lacuesta se ha convertido en una de las voces más singulares del actual cine español. Primero sorprendió con "Cravan vs. Cravan" (2002), uno de los mejores (falsos) documentales de la última década, y en el que investigaba acerca de la supuesta desaparición del boxeador y poeta Arthur Cravan. Cuatro años después llegaría "La leyenda del tiempo" (2006), majestuoso documental en el que enlazaba y relacionaba sutilmente dos retratos paralelos acerca de la figura del mítico cantaor Camarón de la Isla. Tres años despúes, llega su tercera obra con "Los condenados" Galardonado con el Premio FIPRESCI en el Festival de San Sebastián, el realizador gerundense incurre en el campo de la ficción con una intensa historia de culpa y redención que situada en un no-lugar de Argentina reflexiona con gran carga emotiva acerca de los fantasmas del pasado.Este año regresaba a Donosti con "La noche que no acaba," una obra que tiene el gran mérito de mostrarnos la verdadera esencia de una icónica Ava Gardner partiendo principalmente de sus películas, reinterpretando sus imágenes y dotándoles de un nuevo significado para hablarnos de su persona.
¿Quién sale?
Los africanos Bokar Dembele, Amo Pegnere Dolo y Amassagou Dolo. La guinda la pone Miquel Barceló.
¿Qué es?
Un doc-western que camina a paso doble.
¿Qué ofrece?
Una mirada única e inconfundible que recrea la figura del bandido, pintor y escritor François Augiéras tomando prestada la piel al artista plástico Miquel Barceló. Todo ello escondido en la aventura africana de un joven (a la vez Augiéras y el propio Barceló) que nos da la sensación de querer llevarnos por el sendero de un western empapado en tintes místicos. Al igual que sus anteriores trabajos, Isaki Lacuesta vuelve a liarla levantando un fantasma (más que un protagonista) ante nuestros ojos, desdoblando en tres tiempos diferentes el (supuesto) relato y dejándonos (como es habitual en su cine) con un misterio sin reslover, ¿Qué es lo único que desaparece al compartirse? El acertijo, nos lo resuleve, lo que es la película, no, y ahí es precisamente donde está la gracia de su mirada. Él nos enseña el camino, recorrerlo ya es cosa nuestra. ¿Misterios sin resolver? Siempre es bueno quedarse con la intriga e indagar cada uno en su propio camino, al igual que (supuestamente) lo hizo Augiéras.